La tecnología va muy rápido. Tan rápido, que no nos da tiempo a entender su potencial.
Por primera vez en la historia el freno al desarrollo no es la tecnología. Es decir, tenemos las capacidades para hacer más cosas de las que hacemos. Para ir más lejos.
El problema es que no sabemos cómo.
Con la Inteligencia Artificial ocurre algo curioso.
Cuando tú preguntas a un equipo cómo puede mejorar sus procesos actuales gracias a la Inteligencia Artificial, la primera opción siempre es la automatización. Hacer algo exactamente igual que lo hace un humano pero sin el humano.
El error es pensar que con optimizar el proceso es suficiente.
Pasó lo mismo con la electricidad. En los primeros telares simplemente se sustituyó el motor de vapor por uno eléctrico. Tuvieron que pasar varios años para darse cuenta de que con el motor eléctrico no era necesario que los telares estuvieran en línea.
Y entonces sí. Con la reorganización de las plantas textiles vino el incremento de productividad real. Nuevas formas de fabricar sin los corsés impuestos por una tecnología anterior.
Pero claro, cambiar ámbitos completos dentro de una organización es muy complicado. No es lo mismo incorporar un modelo de predicción de fuga de clientes, que reformar toda tu política de retención basándote en datos.
No es lo mismo sensorizar una máquina, que incorporar una política de captación, visualización y análisis avanzado de datos como estándar en toda nueva línea de producción que incorporas a tu planta.
No es lo mismo.
Y sin embargo ahí está la diferencia. Ser una empresa que usa datos frente a una empresa basada en datos. La evidencia científica muestra que las compañías basadas en datos incrementan entre un 15 y un 25% su EBITDA.
¿Todas? No, claro. Hay que hacerlo bien.
Por eso es tan importante rodearte de socios fiables en tu transición hacia la Inteligencia Artificial. Empresas que hayan acompañado a otras empresas en su transformación. Y que haya salido bien.
Puedes poner en marcha una licitación con los requerimientos más restrictivos que se te ocurran. Dejar a compras que haga un talent-show en el que cada proveedor muestre su mejor truco.
Hojas y hojas describiendo proyectos que el equipo que realmente va a trabajar contigo no ha visto ni en pintura. Expertos que aparecerán (si aparecen) en la primera reunión y no volverán al proyecto más que para la foto final (si es que sale bien)
O puedes llamarnos.
Y te contaremos lo que hacemos. De primera mano. Experiencias reales, con clientes reales. Qué problemas nos encontramos y cómo los resolvimos. Porque en DECIDATA no podemos permitirnos que un proyecto salga mal.
Encantado de tener una conversación.

Iñaki Pertusa
Socio en DECIDATA

