«Oye, niño, ¿y tú qué quieres ser de mayor?». Nos resulta bastante obsoleta esta pregunta. Abogado, médico, bombero, astronauta, arquitecto… Las profesiones vocacionales pueden seguir teniendo sentido durante mucho tiempo, pero cada vez tendrán menos que ver con el concepto de trabajo y tomará más protagonismo el de talento. Un trabajo se aprende y se practica, pero el talento está más relacionado con factores intrínsecos como la genética, nuestra forma de ser, además del ambiente en el que nos desarrollamos, las cosas que nos motivan en nuestro entorno y la influencia que recibimos de las personas cercanas.
Durante muchísimo tiempo se le ha dado mucho más valor en la sociedad al trabajo que al talento, por eso la formación se concentra en inculcarnos conocimiento, pero muy poco en desarrollar nuestras habilidades. En esta nueva era digital en la que vivimos, en la sociedad del conocimiento, hace mucho que dejamos atrás cambios tan importantes como el que se produjo con la revolución industrial, en la que millones de personas dejaron de vivir en el campo, dedicados a la agricultura, para habitar en las ciudades trabajando en las fábricas. Esto que para los países occidentales ocurrió hace décadas, está sucediendo ahora también a nivel global, como podemos ver en este gráfico:
La siguiente etapa en este camino de evolución de la humanidad puede estar en un nuevo modelo de sociedad en la que el trabajo, tal y como ahora lo conocemos, cada vez sea menos importante para las personas, ya que pasará a estar mayoritariamente ejecutado por las máquinas. Unas máquinas que han sido programadas por personas para llevar a cabo las labores que hasta ahora realizaban ellas de forma mecánica.
En el año 2017 la revista médica BMJ Open publicó un estudio de carácter global en el que se mostraba que las consultas médicas de atención primaria duran de media menos de 5 minutos para la mitad de la población mundial, oscilando entre los 48 segundos en Bangladesh y los 22,5 minutos en Suecia. Como os podéis imaginar, si el trabajo de un médico consiste en atender a pacientes durante 8 horas al día en turnos de 5 minutos, claramente hay algo que falla en la forma en la que se concibe el trabajo a nivel sanitario, por poner un ejemplo.
Siguiendo con el tema de la salud, hace tiempo que se vienen haciendo pruebas con Inteligencia Artificial en las que se demuestra que una máquina puede resultar significativamente más eficiente en tareas como el análisis de imágenes para, por ejemplo, la detección del cáncer. Y como este, cada vez vamos a conocer más casos en los que las máquinas se imponen en determinados puestos hasta el momento limitados a las personas. Es tan simple como que ahora, en algún lugar del mundo, hay un programador especializado en Machine Learning que está trabajando para que esto ocurra.
Ante este escenario se hace cada vez más necesario un cambio en la estrategia con la que abordamos el tema del trabajo: ha llegado la hora de comenzar a enfocarnos en el talento.
Empecemos por la educación
Mucha gente piensa que cambiar la mentalidad de las personas cuando son adultas es mucho más complicado que cuando se encuentran en la infancia y están en las primeras etapas del aprendizaje. La realidad es que las transformaciones que se están produciendo en la sociedad debido al impacto de la tecnología son tan importantes que no podemos esperar a intervenir únicamente en la educación de la infancia y la juventud. Tendremos que hacerlo también con los adultos para poder fomentar el cambio de mentalidad que se necesita para afrontar con mejores garantías el futuro al que nos encaminamos.
«Nunca dejé que la escuela interfiriera con mi educación» Mark Twain.
En lo que al modelo educativo se refiere nos encontramos con que llevamos ya bastantes años hablando de la necesidad de cambio y adaptación a las necesidades reales de la sociedad o del mercado de trabajo, pero la realidad parece mostrar que estas transformaciones no se están produciendo con la suficiente intensidad y velocidad. Seguramente será porque los planes educativos con los que ahora contamos se siguen enfocando en el aprendizaje de materias y en la adquisición de conocimiento, pero muy poco en las habilidades, las destrezas y en el fomento del talento con el que cuenta cada persona para que pueda ser aquello en lo que destaque en el futuro.
Educar con la Inteligencia Artificial
Mientras seguimos en la búsqueda de esos nuevos modelos educativos que potencien el talento de las personas, también va a ser necesario empezar a considerar de qué forma podemos aprovechar la Inteligencia Artificial, sobre todo, aunque también otras tecnologías como la Realidad Virtual en el corto plazo o la Neurotecnología, más a largo plazo.
En lo que a Inteligencia Artificial se refiere, nos dirigimos a un futuro en el que los humanos amplificaremos nuestra inteligencia gracias a la tecnología. Al igual que han hecho los jugadores de ajedrez desde que Deep Blue venció a Gary Kasparov, empezar a trabajar junto a una Inteligencia Artificial nos puede ayudar a aprender más y mejor. Esto puede servirnos para más adelante pasar a un siguiente nivel, cuando ya seamos capaces de conectar nuestra mente con esa máquina dotada de inteligencia que se convertirá en nuestro asistente o complemento de cara al aprendizaje.
Sin duda, esto puede sonar muy futurista, pero también puede parecer cosa del futuro que en los colegios se enseñe Inteligencia Artificial, algo que ya es una realidad en China. Han introducido desde los primeros años de educación en la escuela una asignatura de IA, gracias a la cual los niños se pueden ir familiarizando con esta tecnología, que muy pronto empezarán a utilizar como consumidores, pero sobre todo a nivel profesional. La apuesta del gobierno chino por el desarrollo de esta tecnología es decidida y se refleja en iniciativas como esta. ¿No os parece que noticias como esta deberían hacernos pensar que en nuestras escuelas también podríamos empezar a trabajar con estos avances para mejorar la forma en la que aprenden los alumnos y para que cuando accedan al mercado laboral estén mejor preparados?
Por suerte en España se está empezando a trabajar también en este ámbito, con iniciativas como el Simposio de IA en Educación de la Fundación Maecenas que reúne a especialistas en IA con profesionales de la educación para trabajar en cómo la Inteligencia Artificial puede ayudarnos a mejorar en este ámbito.
Enseñar filosofía
Cuando hablamos de un futuro en el que la Inteligencia Artificial tenga tanta relevancia, mucha gente puede asustarse y realmente puede ser un problema si se pone en práctica de manera equivocada, enfocando todo ese desarrollo en la propia tecnología sin tener en cuenta los factores humanos. La manera de contrarrestar esta posible situación futura es por medio de la enseñanza de la filosofía y las humanidades.
Es fundamental que en el proceso educativo se trate la filosofía como una herramienta que nos puede ayudar a ser mejores personas y mejores profesionales. Porque ahora es una asignatura que se aprende y se olvida, pero la mayoría de las veces no produce ningún impacto en la vida de los estudiantes, más allá del aburrimiento y alguna que otra noche sin dormir para poder aprobar el examen del día siguiente.
En la escuela hay muchas cosas que no se enseñan o a las que no se les da la suficiente importancia, por ejemplo aspectos relacionados con la salud o con las finanzas. Está claro que esto se debe trabajar más en la familia, pero la escuela puede ser también un lugar de apoyo para aspectos que van a resultar tan importantes en la vida de las personas en su futuro. Y en lo que a filosofía se refiere, la escuela es un lugar ideal para leer las obras de los filósofos más influyentes. Y, por cierto, no sólo los occidentales: la filosofía oriental es muy poco tratada en nuestras escuelas y sin embargo es muy recomendable para entender cómo funciona el mundo y las personas.
Leer filosofía y, sobre todo, debatir sobre ella en el aula puede resultar muy valioso para la educación y la formación de los profesionales del futuro, que se van a enfrentar a retos en su trabajo equivalentes al que supuso en su momento el cambio desde el modelo productivo basado en la agricultura al industrial. Estas transformaciones son tan profundas que no pueden afrontarse exclusivamente desde el ámbito personal. Por este motivo resulta valioso «subirse a hombros de gigantes» para poder entender lo que nos sucede.
No nos olvidemos del arte
¿No os parece curioso que los expertos en Inteligencia Artificial estén dedicando tanto empeño en enseñar a las máquinas a crear arte? Música, pintura, cine… Si seguimos las noticias sobre los avances en Machine Learning descubriremos casos como el del software que es capaz de pintar obras como si se tratase de un discípulo de Rembrandt o el cuadro creado por una máquina que ha llegado a ser subastado por la prestigiosa Sotheby’s.
Si los que están desarrollando la Inteligencia Artificial se preocupan por enseñarles a crear arte, ¿no deberíamos trabajar más este aspecto desde la educación? No solo en el colegio, donde sí que se trabaja bastante este tema. ¿Por qué dejamos de desarrollar las habilidades artísticas cuando terminamos el colegio? Aquellos que cultivan esta habilidad pueden enfrentarse mejor a los retos que le surjan a nivel profesional, gracias al desarrollo de la creatividad y a la mayor sensibilidad que proporciona el haberse dedicado a las actividades artísticas.
Que la educación nunca acabe
Otro error que podemos estar cometiendo como sociedad, en lo relativo al modelo educativo, es considerar que la educación es algo que comienza en la escuela y acaba en la universidad, o más bien que es algo que ocurre exclusivamente en esas instituciones. El día que se fomente que el aprendizaje y la formación son algo que debe formar parte de nuestra vida a lo largo de todo nuestro desarrollo, estaremos ganando mucho como personas y como profesionales.
Esto de pasarse la vida aprendiendo y formándose es algo que tienen muy bien interiorizado los científicos. Su trabajo sería imposible sin dedicar una parte de su tiempo a aprender los descubrimientos y técnicas que van realizando otros compañeros de profesión, ya que es sobre esto sobre lo que a su vez construyen sus propias investigaciones. En las profesiones técnicas también es muy patente esta necesidad de estar aprendiendo siempre nuevas tecnologías, lenguajes o metodologías, para poder afrontar los retos cada vez más exigentes que exige el desarrollo tecnológico.
Pero ¿qué ocurre con el resto de profesiones? Pensemos, por ejemplo, en los profesores, que estudiaron una carrera en la que adquirieron muchos conocimientos, que luego demostraron a través de una oposición y que finalmente acaban enseñando a otras personas. ¿No debería un profesor dedicarse a aprender cada vez más para poder enseñar mejor? No cabe duda de que muchos así lo hacen, pero seguro que la mayoría se limitan a contar con la base necesaria para desarrollar su profesión. Si queremos que las cosas mejoren a nivel de educación, esto ahora ya no es una buena opción. Por suerte, desde que tenemos internet, con las plataformas de elearning como Coursera y Udemy, disponemos de un abanico infinito de posibilidades para seguir aprendiendo, de manera que podamos seguir mejorando como personas y profesionales.
Pero ¿por qué no se proponen los colegios y universidades seguir vinculados con sus alumnos en su futuro profesional? Cuando yo dejé mi colegio de toda la vida, nunca nadie me escribió o me llamó para ofrecerme seguir vinculado de alguna forma en lo que a educación se refiere. Simplemente alguien decidió que ya no me necesitaba como «cliente». Lo mismo en la universidad. ¿Por qué no se desarrollan planes de carrera en el largo plazo de manera que podamos seguir formándonos en estas instituciones a lo largo de toda nuestra vida profesional?
Especialmente ahora que muchas universidades tienen problemas para sobrevivir por la falta de alumnos. Sería una forma fantástica de seguir generando negocio gracias a la formación continua de profesionales, no sólo a través de posgrados o doctorados, sino de cursos específicos que ayuden a seguir mejorando en la profesión, ampliando y mejorando lo que se supone que se aprendió en la carrera.
¿Por qué tener un único trabajo?
Dejando un poco el tema de la educación para avanzar hacia el tema del trabajo, hay aspectos relacionados con el modo en el que enfocamos nuestra vida profesional que deberíamos empezar a cambiar para adaptarnos a los cambios que se van a producir como consecuencia del avance tecnológico. Podría empezar a estar obsoleto el modelo actual de trabajo que nos «obliga» a dedicarnos a una única labor 8 horas al día, 5 días a la semana, 20 días al mes y más de 200 días al año. Seguramente sería más motivador un modelo en el que podamos compaginar varios trabajos o proyectos, cambiar de actividad de vez en cuando y desarrollar varias habilidades. Aunque el foco sea algo muy importante para lograr la excelencia a nivel profesional, por otro lado estar siempre haciendo lo mismo puede resultar tedioso y acabar con nuestra creatividad.
Es cierto que en muchos puestos es habitual cambiar de actividad con mucha frecuencia, sobre todo si tenemos cierta responsabilidad, tenemos que coordinar las tareas de otras personas o nuestro rol depende de los proyectos que tengamos que desarrollar. Pero, en cualquier caso, a lo largo de los años puede notarse ese agotamiento. Cambiar de trabajo es una opción, lo cual hace unos años era muy poco habitual. Sin embargo, que una persona tenga varios trabajos a lo largo de su vida es ahora lo más normal.
Esa posibilidad de tener un trabajo alternativo o secundario puede aportarnos una frescura en nuestro camino laboral que haga que seamos más felices en nuestra profesión y, en general, en nuestra vida. Por eso cada vez se habla más del concepto de Side Project, una forma de avanzar o mejorar en temas profesionales que incluso puede ayudar también a la empresa a la que nos dedicamos. Es el famoso 20% del tiempo que dedican los trabajadores de Google a proyectos personales, que luego pueden convertirse en nuevos negocios de la empresa. Aquí se incluye también la actividad secundaria que realizan muchos profesionales que, además, son profesores, conferenciantes o escritores, entre muchas otras opciones.
Más talento y menos trabajo
Volvamos al título de este artículo para profundizar en la idea de darle más valor al talento que al trabajo…
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