Ana Beobide afirma: «Las modificaciones representan oportunidades y poseemos la capacidad intelectual necesaria para integrarlas.»

La emprendedora es cofundadora de Graphenea, una empresa líder a nivel mundial en la fabricación de grafeno.

Ana Beobide es licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Comercial de Deusto, máster en Comercio Exterior por la misma Universidad y máster en Dirección de Empresas, con un programa de alta dirección, por el Instituto de Empresa. Comenzó su carrera profesional en el Ente Vasco de la Energía (EVE) en 1987. A partir de ahí, ha formado parte de equipos directivos y consejos de administración de empresas como AB Asesores Norte, La Caixa, Alantra Welth Managment, Grupo Minersa, la Sociedad Rectora de la Bolsa de Bilbao, Grupo BME o Petronor. Desde 2010, ejerce como socia fundadora y consejera en Graphenea, compañía vasca líder mundial de producción de grafeno de alto valor añadido, motivo por el cual, entre otros, recibió recientemente el Premio Joxe Mari Korta. De su trayectoria y sensaciones al recibir tan prestigioso reconocimiento habló en los micrófonos de Made in Basque Country.

 ¿Se pasan nervios en actos de este tipo?

Se tiene resaca emocional, al día después. El momento es emotivo, en el acto coincides con mucha gente que te traslada su cariño. Encima a los vascos es algo que nos cuesta un poco, así que esa sensación es el doble de gratificante. Pero confieso que hoy estaba más cansada, pero con muchas ganas de seguir. El reconocimiento me da fuerza para continuar peleando.

Con una carrera tan prolífica, y con tanto conocimiento e información de valor de tantos sectores… ¿Cómo ve usted a la empresa vasca?

Tenemos muchas fortalezas. Somos una economía muy industrial y eso es muy bueno para la situación económica en su conjunto. Nuestras empresas, por lo general, son bastante conscientes de que hay que hacer deberes en el mercado internacional. Muchas de ellas ahora mismo están acometiendo proyectos de digitalización y grandes proyectos de descarbonización. Pero somos un territorio pequeño y, evidentemente, el tamaño y la demografía influyen en estas actividades, así que tenemos muchos deberes que hacer para hacer frente a este presente tan complejo que tenemos.

¿Cómo puede afectar la inestabilidad actual al empresariado vasco?

El peso de la industria, concretamente el PIB vasco, tiene un porcentaje mayor que en el resto de España, pero estamos por debajo de muchos países de Europa, por lo nos gustaría que fuera mayor. Esto, unido a la situación del entorno, los tipos de interés, el aumento de la deuda, la complejidad geopolítica, hace que no sepamos lo que nos viene por delante. Por eso intento siempre ver las cosas como oportunidades. Los cambios son oportunidades, y nuestros empresarios tienen la inteligencia suficiente de ir incorporando esos cambios. Las cifras de innovación que nos ha dado Innobasque son esperanzadoras sobre nuestra posición en Europa, pero todavía tenemos mucho camino para recorrer.

Una firma como Graphenea, que es líder mundial en su nicho de mercado, ¿cree que puede ser un ejemplo a seguir para otras pymes?

Cuando tú empiezas un proyecto desde cero, como es el caso de Graphenea, es una aventura que conlleva un riesgo importante y al final cuando piensas en ese tipo de innovación piensas en países más allá de nuestra geografía europea. Pero cuando te decides y empiezas a buscar talento que se quiere instalar aquí y quiere hacer carrera aquí, también lo encuentras. De modo que sí, ojalá seamos un ejemplo para otras pymes. Somos líderes, pero en mercados pequeños estas carreras son de fondo, por lo que hay que tener paciencia, saber invertir y mirar a largo plazo.