Una de las grandes preguntas del momento es qué nos vamos a encontrar en las empresas cuando empecemos a volver a la normalidad: ¿nuestros clientes seguirán ahí?, ¿mantendrán sus planes y sus contratos en marcha?, ¿nos harán nuevos pedidos?, ¿de qué?, si hay cambios ¿cuánto durarán?, ¿mis productos actuales seguirán siendo demandados?, ¿qué otros serán requeridos?, ¿los podré suministrar?
Juan Otegi, gestión y asesoramiento en iniciativas y proyectos tecnológico-comerciales, para desarrollar negocio
Estamos dentro de una muy espesa niebla que no nos deja ver en dónde estamos ni qué es lo que nos rodea; casi no hay información y llegan noticias contradictorias constantemente. Así es imposible estimar nada. No digamos tomar decisiones. Solo cuando esta niebla empiece a despejar y los clientes tractores muevan sus fichas, podremos tener la posibilidad de atisbar por dónde van a ir las cosas.
Todos vemos que los sectores relacionados más directamente con las áreas que sufren las restricciones más exigentes, lo van a pasar mal: si fabricas equipamiento para escenarios, si suministras vehículos turísticos, si produces equipamiento hotelero y hostelero, si suministras alimentación por el canal horeca … me temo que vas a enfrentarte a graves problemas durante mucho tiempo. Lo mismo le va a pasar a toda empresa ligada directamente al consumo y la capacidad adquisitiva de la población, por el nivel de paro que vamos a tener (construcción, restauración, ocio, turismo, comercio, automoción, etc.); tenemos muy reciente esta experiencia.
Después de hacer una ronda de contraste, parece ser que la inmensa mayoría de las pymes industriales están de nuevo en marcha. Eso sí, hay visiones dispares respecto de su nivel de actividad productiva, porque muchas líneas de producción presentan dificultades para respetar las nuevas normas de seguridad. El foco de actividad parece estar en completar labores que se dejaron paradas hace un mes, porque no se están cerrando nuevos contratos ni se sabe cuándo, en qué medida y de qué tipo van a ser. Los clientes todavía no están en situación de decidir y no hay respuestas a las ofertas recientemente entregadas (la niebla…).
En mi artículo anterior hice una propuesta de proceso para intentar obtener respuestas a las preguntas que hacía al principio, describiendo los pasos que la lógica me dice que deberían darse en un departamento comercial. Pero ¿podemos hacer una estimación orientativa de dónde estamos y hacia podrían ir las cosas en los próximos meses? Con mucha modestia y después de haber recopilado información diversa de fuentes fiables, seguidamente me voy a atrever a hacer un ejercicio de ese tipo, ordenado más o menos por sectores y centrado en la mayor parte de la industria vasca. Y tened en cuenta que esta exposición es parcial; no es un estudio académico exhaustivo y hay sectores que no abordo, por no disponer de una visión mínimamente contrastada.
1. Comunicaciones y control (sistemas TEIC)
Teletrabajo es el concepto de moda. Gran parte del personal de oficinas de las empresas ha seguido atendiendo sus responsabilidades gracias a la tecnología y los servicios de comunicación. Esto, como mínimo, permite mantener viva y activa a la empresa, lo cual es esencial. Muchas de estas personas se han tenido que formar a la fuerza de la noche a la mañana y se ha creado un hábito en el manejo de muchas herramientas y situaciones, lo que va a permitir su naturalización en adelante.
A su vez, el confinamiento ha fomentado la venta on-line, el telestudio y el ocio on-line hasta extremos desconocidos e impensables hace poco más de un mes. Como ejemplo especialmente reseñable, no hubiera dicho que las plataformas escolares se pudieran reconvertir, bastante exitosamente y sobre la marcha, en plataformas de formación on-line.
Sinceramente, me temía que internet colapsara, pero no ha sido así y todo lo anterior ha funcionado más que razonablemente. La situación ha permitido evidenciar los puntos flacos de nuestras redes y sistemas, pero también sus nuevas potencialidades. Es como si, en pocas semanas, se hubiera hecho una auditoría extrema, sorpresiva y global, a los sistemas y organizaciones, que nos va a venir fenomenal en el corto plazo. Creo firmemente que todo ello va a conllevar un incremento general en la demanda de servicios y tecnología TEIC en todos los sectores y actividades, no solo en los industriales. Quizás incluso esto lleve a acelerar la implementación de la red 5G y su consumo, como apuesta que harán muchos para solventar las limitaciones que estamos viviendo del 4G actual.
La potente industria vasca del sector TEIC aporta capacidades importantes para todas estas líneas, por lo que entiendo que significará la continuidad de una actividad notable y la aparición de nuevas oportunidades y nichos de negocio.
Otro campo en el que va a haber actividad es en todo lo relacionado con sistemas informáticos ligados a las nuevas exigencias en control de accesos y aforos, parámetros médicos personales, análisis y estadísticas de datos médicos y de movilidad, etc.
Y, a la sombra de todo esto, es previsible que varios subsectores experimenten una mayor demanda, como las plataformas de usuarios y clientes, nube, ciberseguridad, inteligencia artificial, ciencia de datos, mantenimiento de sistemas, formación, etc.
2. Automoción
Un campo de relevancia en Euskadi, que incluye toda la cadena de valor desde materia prima hasta las plantas de montaje de Mercedes e Irizar. Sabemos lo mal que lo estaban pasando los proveedores de componentes, principalmente, debido a la crisis del diésel y la revolución del vehículo eléctrico. Mientas tengamos la movilidad limitada lo último que necesitamos es un coche, y, en una crisis como ninguna anterior, lo primero que vamos a hacer cuando salgamos no es comprar un coche. Así que el panorama pinta realmente peor que antes para estas empresas… o no, veamos por qué.
Hay variables ahora imposibles de evaluar que pueden hacer cambiar la situación hacia un sentido o hacia el contrario. Estando el petróleo en su precio histórico más bajo y viviendo una crisis, es difícil pensar que el cliente se vuelque en el vehículo eléctrico, un producto con más incertidumbre, que es más caro y no es comparable en prestaciones (autonomía y disponibilidad de puntos de recarga). Además, las autoridades van a tener menos músculo para financiar esta evolución y lo último que querrán es añadir problemas a su industria establecida. Así que es muy posible que el eléctrico se retrase y los gobiernos pospongan las limitaciones al diésel. Pero también hay quien dice que, para salir de la crisis, hay que pisar el acelerador de los programas por los que la Comisión Europea apostaba hasta hace unos meses, como el de sostenibilidad medioambiental y transición al vehículo eléctrico. Esto nos llevaría a un escenario completamente opuesto al anterior…
En cuanto al vehículo autónomo, en estas semanas precisamente se está constatando que los plazos de lanzamiento de productos que se habían fijado las empresas involucradas se van a retrasar por problemas tecnológicos. Parece que la prioridad ahora va a ser alcanzar el nivel 4 (autónomo en ciertas condiciones y entornos limitados) y dejar el máximo, el 5, para más adelante (autónomo en cualquier condición y entorno). ¿Cuánto se va a aplazar?, nadie lo sabe, ¿4-5 años?, ¿quizás hasta 2030? Esto condiciona también los múltiples servicios ideados en base a vehículos robotizados (taxis, coches compartidos de pago por uso, etc.), que ahora se visualizan en el mercado, aproximadamente, a partir de 2030.
3. Energía
Asociado también al bajísimo precio del petróleo y al descenso general en el consumo, otro eslabón que parece que sufre son las renovables. Pero aquí volvemos al mismo razonamiento que apuntaba en el caso del vehículo eléctrico: es posible que, a medio plazo, ocurra exactamente lo contrario y los gobiernos apuesten radicalmente por ellas, como motor de innovación, impulso y cambio de nuestra industria y sociedad europeas.
¡Qué decir del oil&gas!… ahora mismo por los suelos. Ahora bien, las previsiones en este campo siempre son juegos de adivinanzas. Al ser tan dependiente de la geopolítica, es imposible manejar la lógica del sector y predecir nada. Que hayamos visto estos días el crudo Texas a precios negativos, lo dice todo.
4. Ferroviario
En cuanto al de pasajeros (el de carga tiene otras dinámicas), la gran mayoría de clientes son agencias públicas o semi públicas, que, por un lado, no van a tener mucho dinero para invertir. Pero, por otro lado, deben seguir ofreciendo servicios básicos a unos ciudadanos e impulsar una industria sostenible y avanzada, como la ferroviaria. Por el contrario, se está animando a utilizar el vehículo privado, como primera opción para no tener problemas con la distancia social. Veo posible que, de primeras, no haya reducción de contratos ya adjudicados, aunque sí es de esperar retrasos en las nuevas licitaciones. Si el periodo de crisis se alarga o es demasiado profundo, también aquí habrá recortes.
5. Aeronáutico
Un área con una situación especialmente reseñable es el sector aeronáutico: a la grave crisis de Boeing (737MAX y fallida compra de Embraer) y la más reciente de Airbus (A380 y A400M), se suma ahora el parón de las flotas de casi todas las aerolíneas mundiales, las pérdidas de estas empresas y el frenazo radical del turismo global en los próximos meses. En definitiva, un panorama muy poco halagüeño, en el que la industria aeronáutica vasca se va a ver muy perjudicada.
6. Medio Ambiente
¿Esta pandemia nos va a hacer más ecologistas? hay muchas voces que apuestan por aprovechar la ocasión y reforzar ahora las exigencias medioambientales. No quiero decir que no importa que nos relajemos en la estrategia de reducción de nuestro impacto en el entorno, pero, primero, no veo una relación directa entre la crisis medioambiental y la pandemia. Y, segundo, no creo que repentinamente se impongan más exigencias al respecto, porque sería penalizar la recuperación de la actividad industrial, por lo menos en los próximos meses.
7. Materiales y equipos bio-sanitarios y de higiene y limpieza
Hay una visión generalizada en torno a que es necesario reformar nuestra cadena de suministro actual de estos productos. Creo que, aunque suponga un incremento de costes, la UE debería tomar la medida de identificar qué productos son estratégicos y exigir un % mínimo de fabricación en Europa, además de establecer planes que permitan compartir y ampliar esas capacidades ante emergencias.
Esta nueva visión entiendo que implicaría la potenciación de la industria de bio-salud que actualmente tenemos en el continente, por lo menos de aquello que se identifique como estratégico. Una industria que, en estos momentos, tiene varios subsectores que están a plena potencia produciendo todo tipo de elementos, y lo van a seguir estando durante mucho tiempo.
En el campo de la higiene y limpieza, han aumentado las exigencias para limitar la propagación de la enfermedad, por ejemplo, por contacto con objetos, etc. de uso diario. No es imaginable que sigamos teniendo que desinfectar en casa cada paquete que compremos en un supermercado o nos traiga un repartidor. Las tiendas de ropa, por ejemplo, ya están preparándose para compaginar la venta de su producto con la seguridad de los clientes y la posibilidad de probárselo. Excepcional y temporalmente se pondrán en marcha algunas soluciones, pero, por ahora, todas ellas van a limitar las condiciones de la venta y pasan por poner mucha atención, trabajo y labores adicionales, lo que va a incrementar costes y, a largo plazo, no lo veo mantenible.
Previsiblemente se impulsará el campo de los sistemas de desinfección lo menos manuales posible y lo más baratos y fáciles de utilizar, que no supongan una carga adicional significativa: máquinas de diverso tipo, nebulizadores portátiles, consumibles, etc., que se utilizarán en tiendas, almacenes, zonas de carga de camiones, colegios, teatros, estaciones, aeropuertos, etc.
8. Sector manufacturero en general
A medio y largo plazo, al igual que el de los equipos sanitarios, parece lógico que parte de la cadena de suministro actual se modifique y diversifique, para que los países fuera del entorno europeo no tengan un peso excesivo en ella. La prioridad debería ser el equipamiento crítico que afecte a cualquier ámbito estratégico (sanitario, seguridad, comunicaciones, energía, alimentación…).
Creo que en los próximos años vamos a asistir a una potenciación de la industria manufacturera europea y a una diversificación geográfica de la que siga deslocalizada, que no tenga tanta concentración en un solo país (China). Japón ya ha anunciado públicamente un plan en este sentido. Permitidme jugar un poco a la geopolítica-ficción: creo que podría ser una estupenda oportunidad para España; y, quizás, también una buena base para apoyar una industrialización del norte de África, para ir reduciendo el grave problema de miseria y migración que tenemos a las puertas de Europa.
Traer a Europa las factorías que ahora están fuera, sin más, no tiene sentido; entre otras cosas, porque las cifras son tozudas y los costes de los productos perderían competitividad. La clave será, por tanto, que sean más competitivos, lo que nos lleva a la necesidad de potenciar mucho más la I+D+i en Europa. Esto, ¿a qué nos suena?: a industria 4.0 y todo el abanico de tecnologías y áreas asociadas. Podría ser la ocasión definitiva para dar un fuerte empujón a esta estrategia: máxima potenciación por parte de las administraciones y apuesta seria y profunda por parte de las empresas.
Si hablamos de plazos, estamos ante algo enormemente complejo y costoso, por lo que el panorama actual no va a dar un vuelco de la noche a la mañana; de ocurrir, sería un proceso que llevaría unos cuantos años.
La realidad hoy es que, a la espera de que se vaya confirmando o no lo anterior, el panorama no pinta nada bien. Si la automoción va mal, si la aeronáutica va mal, si las renovables van mal… los procesos y sistemas de fabricación, por lo menos durante unos cuantos meses, van a vivir una situación muy dura (máquina herramienta, mecanizadores, metalurgia, siderurgia, etc.).
9. Servicios y sistemas logísticos y de transporte
El sector logístico es clave, lo ha demostrado una vez más, pero está sufriendo muchísimo. El transporte industrial hasta ahora ha estado casi parado, el público ha bajado un 90% y el turístico ha sido nulo, como el de distribución del comercio general. El único que, incluso, ha incrementado su actividad, es el de distribución alimentaria y reparto domiciliario. En todo caso, el balance total es muy negativo y no se va a producir una recuperación instantánea en los próximos meses. Es más, en el transporte público se da el caso de que las administraciones recomiendan que no se use por motivos de seguridad (¿alguna vez esperábamos oír esto?). En todo caso va a funcionar a un 30% – 50% de capacidad; veremos qué consecuencias tiene esto.
El panorama es muy malo y muchas empresas no van a poder aguantar sin ayudas potentes. Y no hablamos sólo de los transportistas, evidentemente toda su cadena va a sufrir: los fabricantes de camiones, furgonetas y autobuses, junto con sus proveedores de componentes. Esto en Euskadi puede significar un problema importante.
10. Industria química
Tenemos a la industria química trabajando a destajo para suministrar plástico, celulosa, desinfectantes, reactivos, productos de limpieza, productos farmacéuticos, etc. Diría que casi toda ella está relacionada con algún aspecto de esta pandemia. Y detrás van todos los fabricantes que sirven a esta industria: equipamiento y maquinaria, consumibles, mantenimiento, suministro de energía, sistemas medioambientales, equipos de protección… Toda una cadena industrial de primer orden que seguirá a un ritmo frenético durante mucho tiempo.
11. Seguridad personal y control de movimientos de personas
Más allá de la necesidad brutal de EPI, que vivimos desde un principio y vamos a seguir utilizando durante años, hay otros elementos que van a cobrar protagonismo en este campo.
Los «wearables» o ponibles de aplicación en el campo de la salud entiendo que van a pasar de ser el juguete que consideraban muchos, a la herramienta que se nos va a exigir en no pocas ocasiones. Tener controlados los parámetros básicos corporales y su histórico reciente, de forma seria y fiable, creo que va a ser un ámbito de oportunidad que va a ofrecer muchas posibilidades a proveedores de hardware/software y plataformas web.
Los softwares de gestión de recursos humanos se van a complicar, porque van a surgir nuevas necesidades y exigencias de control de parámetros de salud de los trabajadores. Esto va a obligar a reforzar esta área y las herramientas que utiliza (software, equipos de control, formación…)
En lugares públicos se están utilizando ya termómetros manuales, pero también se están montando cámaras termográficas para detectar automáticamente personas con fiebre. Y en muchos espacios y transporte ya existían sistemas inteligentes de control de aforo. Ahora todo este tipo de productos se va a generalizar, va a subir su nivel de criticidad y va a estar sujeto a más supervisión. Todo ello debe ser gestionado de forma óptima, lo que implica operarios formados (puede ser personal específico o que ya realice otras funciones), equipos telemáticos de control y comunicación, y empresas especialistas en su desarrollo, instalación, mantenimiento y formación.
12. Marketing on-line
Estas semanas las empresas diseñadoras de soluciones de marketing on-line están que no dan abasto. De repente todo el mundo quiere actualizar su web, su catálogo, darse a conocer y vender en internet. Las ferias y el contacto personal no van a desaparecer, pero ahora se van a limitar y el canal on-line definitivamente va a explotar, en cualquier tipo de negocio y producto. Y detrás viene el mantenimiento y actualización constante del sistema y de la oferta, por lo que este sector creo que va a seguir creciendo.
13. Envases y embalajes
Las empresas de «packaging», que ya estaban en plena revolución para sustituir el plástico, se han convertido súbitamente en proveedores críticos para muchas otras industrias y usuarios finales. Hablamos tanto de fabricantes del propio embalaje como de la maquinaria que lo fabrica, acompañados de los proveedores de las materias primas relacionadas.
Hay que decir que, otra vez, el pertenecer a la Unión Europea puede ser un factor clave de cara a lograr una recuperación más rápida de la industria vasca. La preocupación principal del gobierno español es lógico que la protagonice el turismo y el ocio, porque de ellos dependen partes importantes de otros sectores clave (transporte, alimentación, comercio, etc.), incluso regiones enteras; no es solo cuestión de un % del PIB (el 14%). Es de suponer que en las preocupaciones de la Comisión Europea tenga un protagonismo mayor la industria. Así que las estrategias que emanen de Bruselas entiendo que nos van a beneficiar en mayor medida.
En definitiva:
– no es posible ahora saber en dónde estamos y qué va a pasar en adelante. Todo dependerá de 3 factores: el nivel de daño que se haya generado (profundidad y duración de la crisis, en cada sector), de las medidas que los gobiernos implementen y de las decisiones de las empresas tractoras. Eso, a su vez, condicionará el consumo de la población, clave también para marcar el futuro.
– en Euskadi ahora se da una situación grave en cuatro sectores industriales clave: automoción (incluyendo plantas de montaje), transporte-logística, energía y aeronáutica. En los próximos meses la situación en cada uno puede evolucionar de forma muy diferente, en algunos puede ir en un sentido o en el contrario.
– en consecuencia, un quinto campo clave va a sufrir de forma intensa: el conformado por los proveedores principales de los anteriores (máquina herramienta, mecanizadores, metalurgia, siderurgia, etc.).
– la industria química, parte de la bio-salud, las TEIC (en múltiples aspectos), fabricantes de EPI, sistemas de higiene y limpieza y el envase y embalaje, es previsible que van a seguir teniendo una actividad intensa.
Yo soy optimista, sencillamente porque no imagino que el mundo se pare unas semanas por causas ajenas a la economía, industria y tecnología; y no sea capaz de reanudar su actividad con un ritmo e intensidad importantes. Las inquietudes generales que teníamos antes siguen ahí, las empresas también, los proyectos y oportunidades generales también. Habrá aspectos que se aceleren y otros se ralenticen, o incluso desaparezcan; como siempre que hay una crisis. Pero no creo que el pulso mundial se reduzca en todas partes, sectores y durante un largo tiempo. Nos apretaremos el cinturón y saldremos adelante, más pronto que tarde. Eso sí, hay que poder aguantar este tránsito y prepararse a luchar; ahí está la clave.