Al hilo de la última celebración del Día de Europa, el autor hace una apasionada defensa de un proyecto comunitario que, recuerda, se ha comprometido a movilizar 3,4 billones de euros en la lucha contra el coronavirus. / NavarraCapital
Estas últimas semanas se está repitiendo un tópico. Cada vez que nos enfrentamos a una crisis se cuestionan no solo las políticas o acciones de la Unión Europea, sino su misma existencia. Diversos líderes contribuyen a ello cuando afirman que el futuro de Europa “depende” de cómo actúe ante la crisis.
Este mensaje se extiende como lluvia fina en medios de comunicación y redes sociales. Las entrevistas sobre la UE suelen comenzar con una constante “por qué considera usted que la UE está tan alejada de los ciudadanos”(?) (de tanto preguntarla se convierte en afirmación). El otro día leía una columna que se titulaba“pasado y futuro(?) de la UE”… y un largo etc.
La UE puso en marcha a principios de marzo el “coronavirus response”, un paquete de medidas en el ámbito sanitario (a pesar de que no tenga competencias en gestión sanitaria), económico, innovación, transportes e, incluso, ayudando a 60.000 europeos/as que estaban en terceros países a poder retornar a sus hogares. En aquellas competencias que sí son plenas de la UE, la adopción de medidas fue inminente: flexibilización de medidas arancelarias para importación de material imprescindible, establecimiento de un marco temporal de ayudas de Estado hasta el 31 de diciembre de este año o adecuación de los fondos estructurales. En total, la UE se ha comprometido a movilizar 3,4 billones de euros.
“Lo que no comparto es que algunos responsables políticos y económicos exijan a la UE lo que ellos mismos no son capaces de planificar en sus territorios”.
Lo que no comparto es que algunos responsables políticos y económicos exijan a la UE lo que ellos mismos no son capaces de planificar en sus territorios. Como indicaDaniel Innerarity, el sistema europeo es más consensual y cooperativo, lo cual implica una más compleja toma de decisiones, que no debe estar reñida con la eficiencia.
Sí debemos tener claro que nadie en el planeta tiene los mecanismos de cooperación que ha ido construyendo la UE durante las últimas décadas. Nadie dispone del know how y cultura política de la UE para elaborar políticas comunes y de cooperación que nos ayuden a salir de esta crisis. Por poner un ejemplo claro, Japón deberá afrontar esta, y todas las crisis que vengan, en solitario. Nosotros, por el contrario, no, si bien no quiere decir que las medidas que se adopten en Bruselas deban ser las que desearíamos.
Un reciente estudio del Sistema europeo de análisis de estrategias y políticas (ESPAS) señala que los seres humanos somos, “genéticamente hablando, sesgados hacia lo negativo”. De hecho, parece que los europeos tendemos a ser particularmente pesimistas. Lo sorprendente es que otro estudio ha realizado un análisis sobre predicciones que se hicieron en el pasado, con una conclusión clara: las predicciones negativas y catastrofistas no aciertan más (ni menos) que las optimistas. Toda la sociedad, especialmente los responsables políticos, tiene la obligación de encarar el futuro con determinación y utilizando todas las herramientas de ayuda y cooperación necesarias, y la Unión nos ofrece ese marco. Vamos a aprovecharlo.
Mikel Irujo
Doctor en Derecho Europeo y director general de Acción Exterior del Gobierno de Navarra
El pasado 9 de mayo se celebró el Día de Europa. Por ese motivo, el Gobierno foral editó un boletín especial sobre las medidas impulsadas por la Unión Europea para combatir el impacto económico del Covid-19, que puede descargarse en este enlace.
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