La empresa donostiarra, que ha recibido una ayuda del programa BDIH Konexio, está especializada en la inspección de piezas industriales sin destruirlas.
Linq es una startup que en menos de cuatro años avanza sin descanso. La empresa, ubicada en San Sebastián, ha desarrollado un novedoso sistema de inspección de las piezas industriales sin destruirlas y este mes va a cerrar su primera ronda de inversión externa por 1,2 millones. La compañía ha recibido apoyo económico del Grupo SPRI a través del programa BDIH Konexio con el que el Basque Digital Innovation Hub está poniendo a disposición de las pymes la red conectada de activos y servicios de fabricación avanzada para la formación, investigación, testeo y validación.
Linq se crea en octubre de 2018 por un grupo de cuatro emprendedores y el centro tecnológico Ceit de San Sebastián, “quien diagnostica que desarrolla mucha tecnología, pero quiere dar un impulso a su transferencia a la industria. Nosotros creemos que nuestra fortaleza está en trasladar tecnología a los clientes y vemos que hay material para montar una empresa con la tecnología de la inspección no destructiva basada en técnicas electromagnéticas”, explica Ibon Iribarren, CEO de Linq.
De esta forma, montan la empresa en la que el “el Ceit aporta mucha I+D y nosotros la capacidad de comercializar e industrializar productos. Nos dimos cuenta de que esta tecnología tenía un camino de aplicación brutal en la inspección industrial”.
Además de la inspección no destructiva, han desarrollado otro negocio, la llamada intralogística inteligente. “Hay un gran parque de máquinas en industria, no necesariamente nuevas, que producen una gran cantidad de datos que no se atienden en tiempo real y nos fijamos que muchas plantas están paradas mucho tiempo por la intralogística: por ejemplo, una fábrica con máquinas que consumen herramientas se para porque se han desgastado y la máquina está esperando a que llegue la herramienta nueva”.
Linq utiliza robots móviles que trasladan esas herramientas, con lo que “eliminamos personal que lleva carros con las piezas y las suministramos antes que las máquinas se paren. Somos capaces de leer datos en tiempo real y pasárselos a los robos. Esto nos hace diferentes”.
Solo dos empresas competidores en el mundo
Pero sus mayores opciones de negocio están en la inspección no destructiva, “porque solo hay dos empresas competidoras en el mundo. Es un mercado incipiente”. Verifican las propiedades mecánicas, la dureza, si la capa es uniforme o la microestructura del material “y lo hacemos con un sensor que imanta levemente la pieza y ésta te devuelve una señal magnética. Con ella se detecta si hay algún problema en la pieza. No nos centramos tanto en buscar defectos sino en detectar propiedades mecánicas que no se pueden ver a simple vista”.
Iribarren resalta que el sistema tradicional de romper las piezas tiene tres problemas: “el coste de la chatarra que generas (un cliente nos dijo que se gastaba 250.000 dólares al año), tarda varias horas y no te asegura la fiabilidad de las piezas”.
En los tres años y medio de vida la empresa, la compañía ha evolucionado y, aunque seguirán vendiendo máquinas, “donde tenemos el valor añadido es en el sensor y la inteligencia. Queremos centrarnos en esto. Creemos que tiene más potencial”, aunque seguirán con sus dos líneas de negocio actuales.
La plantilla actual se eleva ya a 12 personas y la facturación anual es de medio millón de euros. A la inversión inicial de 450.000 euros se va a añadir este mes la ronda de financiación externa que se ha cerrado por 1,2 millones. La inversión en I+D es fundamental para la empresa y el pasado año alcanzó los 800.000 euros, superior a su cifra de negocio.
La ayuda recibida a través del Programa BDIH Konexio ha sido para un proyecto de inspecciones de engranajes y ejes dentados, dirigidos principalmente a la automoción. “Estamos ya en la fase de validación con varios clientes, como Ford y ZF en EE UU y la japonesa Jtekt que está en Francia”.
Los retos pasan por agilizar sus inversiones y las validaciones, así como desarrollar la tecnología de las inspecciones no destructivas. “Y acelerar la actividad comercial. Tenemos un plan de facturar este año 800.000 euros y llegar a los dos millones en 2023”. Iribarren apunta que el futuro se dirige a nuevas ampliaciones en inversiones “o que seamos más lentos en crecimiento, pero con márgenes más amplios. Y centrarnos en los sensores en vez de toda la máquina”.
Vía SPRI