FUTURIZABLE: Descentralizado es mejor

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AUTOR: Javier Martían/ Futurizable

La globalización ha estado bien, nos ha permitido realizar grandes avances a nivel económico y social, por ejemplo sacando a muchas personas de la pobreza en los países a los que se ha desplazado la industria. Pero por otro lado nos ha vuelto más frágiles, por la dependencia que hemos adquirido con aquellos lugares en los que se producen los bienes de consumo.

Lo vimos hace dos años con las mascarillas, porque un virus surgido en oriente paralizó la fabricación y cuando el virus llegó a oriente no disponíamos de mascarillas porque las fábricas estaban cerradas. Está ocurriendo también ahora con la crisis del transporte a nivel global, considerando que el problema del barco varado en el canal de Panamá puso de manifiesto un proceso que ha provocado un aumento considerable de los precios de las materias primeras y una escasez enorme de algunos productos como los microchips.

Ahora que estamos saliendo de esta crisis tenemos la oportunidad de aprender de lo ocurrido y plantear nuevas estructuras de funcionamiento a nivel económico y social para no depender tanto de las cosas que no están bajo nuestro control y que no existan puntos de fallo críticos que puedan provocar situaciones tan desesperadas como la que hemos vivido en los últimos dos años. A este respecto avanzar hacia la descentralización puede ser una solución, por ejemplo en el ámbito industrial, cuando vamos mejorando la tecnología de fabricación digital que permitirá producir en las fábricas o talleres loclaes muchas de las piezas que antes tenían que ser importadas desde miles de kilómetros. Por lo tanto la impresión 3D es una tecnología que facilitará la descentralización en lo que al mundo físico se refiere.

Pero donde sin duda va a haber un mayor recorrido en materia de descentralización va a ser en el ámbito virtual, ya que es donde resulta más sencillo eliminar las barreras que de manera tan natural nos sale construir en el mundo físico. Es curioso porque el mundo virtual comenzó siendo descentralizado, gracias a protocolos que se hicieron públicos y multitud de empresas que se fueron creando para ofrecer todo tipo de servicios, pero poco a poco, como ha ocurrido a lo largo de la historia, se han ido creando imperios o estados virtuales, con sus propias fronteras, por parte de monopolios digitales, como los que han sido capaces de construir las empresas Facebook, Google, Amazon o WeChat. De esto de crear monopolios precisamente habla Peter Thiel en su libro De Cero a Uno, aunque parece que esa época dorada de los monopolios digitales puede estar acabando.

Los Estados, que también han monopolizado multitud de aspectos de la vida pública, como la política, la justicia, las comunicaciones, la educación y la sanidad, entre otras muchas cosas, andan preocupados por el gran poder que han logrado las grandes empresas tecnológicas y buscan la forma de romperlas en pedazos para reducir su influencia en la vida de las personas y resolver de paso algunos de los problemas que se han generado como lo relativos a la privacidad. Pero por otro lado vemos que de la propia Internet está surgiendo un movimiento que busca rescatar los ideales con los que fue creada y que está utilizando los avances en criptografía para construir una nueva red más descentralizada que devuelva el control a las personas de su privacidad y sobre todo del valor que generan con su trabajo, creando contenidos o interactuando con otras personas.

Así la Web 3.0 o Internet del Valor busca ser la alternativa a la Web 2.0 que comenzó siendo relativamente descentralizada con el auge de los blogs, foros, podcast, newsletters, … pero que poco a poco se ha ido centralizando en plataformas que absorben una gran cantidad del valor generado por los usuarios, como son Youtube e Instagram. Y aquí es muy importante cuidar que no ocurra lo mismo con la nueva generación de aplicaciones que se están creando en la Web 3.0, algo que podría ocurrir por ejemplo con los NFT si acaban concentrándose en plataformas como OpenSea que están controladas por una única empresa.

Una reflexión que ya hicimos hace años cuando surgieron las redes blockchain privadas y permisionadas, como XRP, que poco tienen que ver con la filosofía inicial que con la que nació Bitcoin al respecto de la importancia de la descentralización para asegurar la seguridad y la incensurabilidad de la red.

El futuro de las DAO

Las DAO son el máximo exponente en lo que se refiere a llevar la descentralización a los nuevos proyectos que van surgiendo en el ámbito de la Web 3.0. fruto de la necesidad de eliminar puntos de fallo críticos que han hecho tambalearse a muchas de las aplicaciones centralizadas, las dApps buscan formas de resistir los ataques que pueden llegar por parte de delincuentes, de los gobiernos o de otras empresas que vean peligrar sus monopolios.

Por esto debería ser una premisa que se mantenga lo máximo posible, que cualquier proyecto que quiera aprovechar todo el potencial de la tecnología blockchain y los smart contracts, puede encontrar la forma de funcionar de la forma más descentralizada posible, no solo en lo que se refiere a la tecnología que lo soporta y en el número de nodos que lo respalda, sino también en su modelo de gobernanza, que es donde entran en juego las DAO.

El problema es que las personas no tenemos demasiada experiencia en lo que se refiere a trabajar en el marco de organizaciones descentralizadas, porque en la mayoría de organizaciones con las que interactuamos en nuestra vida la jerarquía está muy interiorizada, en la familia son los padres, en la escuela son los profesores y en la empresa son los jefes. Sin embargo con el tiempo sí que se han ido desarrollando algunas estructuras de trabajo colaborativo que pueden servirnos de inspiración para el futuro, como son por ejemplo las cooperativas y las comunidades de desarrollo de software libre.

Entonces el reto es llevar esos aprendizajes de las organizaciones que trabajan de manera colaborativa y sin jerarquías a un modelo mucho más estructurado en cuanto a la toma de decisiones y aprovechar los smart contracts para automatizar muchas de esas decisiones. Y aquí es donde entran en juego iniciativas como la de Aragon que provee de la infraestructura tecnológica necesaria para gestionar la gobernanza de las organizaciones autónomas descentralizadas.

Ejemplos de estas DAO que buscan que sean los propios usuarios los que tomen las decisiones al respecto del futuro de las dApps que se han desarrollado son:

  • Decentraland uno de los metaversos pioneros en la red que dispone de su propia criptomoneda a través de la cual se articulan las votaciones en relación con las decisiones que hay que tomar con la evolución de la plataforma. El desarrollo de su DAO ha sido realizado siguiendo los protocolos propuestos por Aragon.
  • Bisq un exchange descentralizado enfocado en Bitcoin, que se enfrenta al reto de las regulaciones estatales a este tipo de plataformas y que busca en la descentralización la solución para evitar los puntos de fallo que supone que haya una empresa, persona o fundación al frente del proyecto.

En todo caso tenemos que ser conscientes de que muchas de las iniciativas que actualmente se denominan como DAO realmente no puede decirse que lleguen a tener el nivel de descentralización necesario para ser consideradas como tal. Para ello podemos poner como referencia el nivel de descentralización de Bitcoin, que aunque no se describa como una DAO, de facto funciona como tal, ya que no tiene al frente alguien que influya en su desarrollo y su funcionamiento se basa en un sistema de incentivos que asegura que nadie, por muy poderoso que sea, va a poder controlarlo.

Sobre el sistema de incentivos que permite que Bitcoin funcione de manera descentralizada podemos destacar la existencia de una gran red de nodos que votan actualizando su software cada vez que la comunidad de desarrolladores propone introducir una mejora en el código, algo en lo que también participan los mineros que son necesarios de cara a registrar las transacciones en la cadena de bloques. Además de esto también es muy importante cómo se articula la conversación al respecto de cómo debería evolucionar el algoritmo, a través de debates que se producen entre la comunidad de desarrolladores y todo el resto de los interesados en el tema, contando con el sistema BIP como respaldo para que los debates giren en torno a propuestas reales de mejora sobre las que ir construyendo el futuro de Bitcoin.

El problema de la DiD

La identidad digital es otra de las grandes cosas a descentralizar, porque si queremos evolucionar hacia un modelo de Internet descentralizada, que no esté controlada por los estados o por las empresas, sino por las comunidades que la desarrollan, necesitamos una forma de identificarnos en todas las plataformas que se van creando y que a ser posible permita construir sobre ella una reputación personal.

Los intentos hasta la fecha por construir un sistema de identidad digital descentralizada parecen haber sido infructuosos, aún existiendo iniciativas como DIF, en la que participan un gran número de empresas, nada apunta por ahora a que se haya encontrado una solución que sirva para todo lo que nos gustaría tener en un sistema de DiD.

Es cierto que de lo que se habla que podría resolver este problema es que las wallets servirían como puerta de entrada para el resto de aplicaciones descentralizadas que queramos utilizar, como por ejemplo ocurre con Metamask para todas las aplicaciones construidas en el ecosistema de Ethereum. Pero si lo que buscamos es la interoperabilidad entre distintas plataformas y la posibilidad de trasladar nuestra identidad de unas a otras, aún no parece hacer una solución sencilla al respecto.

La importancia de recuperar la soberanía personal

¿En qué momento los Estados que gobiernan sobre todo lo que ocurre en el espacio físico que delimita sus fronteras consideró que podía trasladar su autoridad al mundo virtual? en los últimos años hemos dado por hecho que solo puede existir un modelo de Estado, elegido o no democráticamente, pero que dirige de forma más o menos autoritaria lo que ocurre dentro de las fronteras del un país. ¿Tiene sentido trasladar esta forma de funcionamiento de la sociedad al mundo virtual?

No parece que sea así en lo que se refiere a la forma en la que se crea y difunde la información, que gracias a Internet ha logrado unos niveles de libertad de difusión inimaginables hasta hace pocos años y podríamos decir que pese a algunos casos donde la censura de los estados ha tenido éxito, como el de WikiLeaks, por lo general, ahora gracias a Internet podemos decir que somos más libres para comunicarnos y transmitir nuestras ideas, aunque estas no sean del agrado de los políticos. Además a esto podemos sumar la aparición de Bitcoin que busca traer esa libertad que nos ha aportado Internet, pero en este caso en lo que se refiere a la transferencia y almacenamiento del valor que generamos con nuestro trabajo, en esta ocasión en forma de un dinero digital basado en criptografía, que ha demostrado a lo largo de sus 13 años que realmente funciona de manera descentralizada.

Y para terminar con este artículo dedicado a la descentralización compartimos a continuación un extracto de la Declaración de Independencia del Ciberespacio publicada por John Perry Barlow, en Davos, Suiza, el 8 de febrero de 1996, y que refleja muy bien las ideas que hemos ido comentando a lo largo del artículo.

Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, os pido en el pasado que nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos.

No hemos elegido ningún gobierno, ni pretendemos tenerlo, así que me dirijo a vosotros sin más autoridad que aquélla con la que la libertad siempre habla. Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza de las tiranías que estáis buscando imponernos. No tenéis ningún derecho moral a gobernarnos ni poseéis métodos para hacernos cumplir vuestra ley que debamos temer verdaderamente.