Autor: JAVIER MARTÍN / FUTURIZABLE
¿Recuerdas cuando en la crisis financiera de 2008 se popularizó la idea, cierta o no, de que en chino la palabra «crisis» también significa «oportunidad»?
Apenas nos habíamos recuperado de aquella crisis cuando nos topamos de bruces con una situación muy diferente a la que esperábamos. La pandemia del coronavirus nos ha cambiado de muchas formas y, aunque no queremos hablar de «aspectos positivos», ya que se ha producido mucho sufrimiento, también tenemos que ser conscientes de que la vida sigue y la humanidad debe continuar avanzando.
Lo que nos proponemos hoy, entonces, es hablar de oportunidades. Específicamente para emprender e innovar en esta época en la que aún seguimos muy pendientes de las novedades al respecto de las variantes, las vacunas, las mascarillas … pero donde mucha gente ya ha dado por hecho que esto no debe distraernos sino que hay que seguir trabajando para proponer nuevas ideas y proyectos que mejoren la vida de las personas.
Salud
Cuando comenzamos a entender la gran complejidad que tiene el organismo humano, comprendemos por qué la ciencia médica ha tardado tanto en desarrollarse y nos sigue pareciendo que los avances para curar muchas enfermedades van demasiado lentos. Leyendo el libro La Vida en Cuatro Letras de Carlos López Otín, descubrimos que la situación con las enfermedades podría ser muchísimo peor, ya que a cada momento de nuestra vida existen millones de posibilidades de que algo falle, pero por alguna razón la evolución ha sido capaz de desarrollar nuestro organismo de forma tan precisa que pocas veces falla. Lo malo es que cuando falla surge la enfermedad y poco podemos hacer para evitarlo. Pero es precisamente esa gran complejidad la que hace que el sistema falle tan poco.
Pero por suerte, cada vez conocemos más cosas sobre el funcionamiento del cuerpo humano. Cosas tan sorprendentes como, por ejemplo, que tenemos neuronas en el intestino o que nuestra salud mental puede depender de la calidad de las bacterias que tenemos en este órgano. De esta forma se entiende por qué hemos tardado tanto en entender y tratar determinadas enfermedades, ya que hasta hace poco tiempo el intestino era tratado por su función meramente digestiva y apenas se lo consideraba como una parte fundamental de la defensa ante microorganismos patógenos o como órgano que genera hormonas y neurotransmisores que son fundamentales para nuestra actividad vital.
Entonces ahora que sabemos mucho más sobre cómo funciona nuestro organismo, podría ser una buena oportunidad para trabajar con el objetivo de que estos avances lleguen al conocimiento del sistema sanitario, los profesionales de la salud y las empresas del sector. Aunque es cierto que los profesionales de la salud son de los que más trabajan para mantenerse informados sobre las novedades de su actividad, seguro que aún se puede hacer mucho para mejorar al respecto, ya que la cantidad de información es tan ingente que siempre vendrá bien la ayuda que se pueda prestar por personas especializadas y también por tecnologías para mejorar el acceso, procesamiento y difusión de la información.
Aquí tenemos la primera oportunidad para emprender e innovar: servicios de información especializados en el sector salud, tanto para empresas, como para profesionales y también para particulares. Pensemos por ejemplo en lo relativo a la salud mental: la preocupación por el bienestar psicológico se ha intensificado durante la pandemia. Además, cada vez somos más conscientes de la situación provocada por las enfermedades neurodegenerativas, lo cual va a ir en notable aumento en los próximos años y los avances médicos que se van produciendo no terminan de mostrar que pueda encontrarse la cura pronto para ello. ¿Cuántos de nosotros sabemos qué debemos hacer y qué debemos evitar hacer para no tener problemas relacionados con la salud mental? Es algo bueno que cada vez haya más emprendedores e innovadores dentro de las empresas que trabajen en informar.
Educación
Otro gran sector que se ha visto muy afectado por la pandemia ha sido el de la educación. Durante varios meses se paralizó la actividad educativa, aunque realmente no debía haber sido así si se hubiese contado con un modelo educativo que aprovechase las ventajas de la tecnología. Ahora estamos más habituados a las clases virtuales, pero aún queda mucho por hacer al respecto. La pandemia ha propiciado que seamos conscientes de que no podemos limitarnos a un único modelo, ya sea a nivel educativo o en otras actividades. La flexibilidad y capacidad de adaptación es fundamental, por lo que el sistema educativo, los profesionales de la educación y también los alumnos, deben desarrollar esa capacidad de adaptación.
En el ámbito educativo también somos más conscientes de que el modelo tradicional ha quedado obsoleto para responder a las necesidades de las personas y de las empresas, porque ahora el mercado cada vez es más dinámico y la incertidumbre cada vez es mayor. Por tanto nadie puede pedir seguridad a un sistema educativo que antes prometía que si estudiabas encontrarías trabajo y que si te esforzabas, tendrías tu recompensa.
Ahora, cada vez se hace más necesario que exista una orientación profesional que ayude a los estudiantes a sacar el mayor provecho del tiempo que dedican a estudiar y a tomar buenas decisiones al respecto de los esfuerzos que realicen, de cara a que les reporte el mayor beneficio cuando pasen a la etapa profesional. Y aquí es donde surge esa oportunidad, porque realmente existen pocas iniciativas enfocadas a esa orientación profesional, tanto para estudiantes como para profesionales que quieran realizar un cambio en su carrera.
En este punto también vemos importante que aquellos que se dediquen a la orientación profesional entiendan muy bien la realidad existente en el mercado, porque incluso puede ser peor la mala orientación que la ausencia de la misma. Por lo tanto, sería muy positivo que se vaya desarrollando esta profesión con personas que tengan una visión al respecto de las necesidades del mercado y las empresas, para que la conjunción entre la oferta y la demanda sea óptima, en este caso entre las empresas y los profesionales.
Medio ambiente
El coronavirus ha hecho que seamos más conscientes de lo vulnerables que podemos llegar a ser como especie y que aumentemos la vigilancia al respecto de los posibles problemas que podríamos tener en el futuro. Ahora somos más conscientes de que deberíamos preocuparnos por la situación del medio ambiente, el calentamiento global, la contaminación y tantas otras cosas relacionadas con la salud del planeta.
Comienza a notarse el interés de la población en general y de las empresas en particular, al respecto de la necesidad de ser sostenibles. Al menos así lo hemos podido comprobar a través de la realización del Observatorio ODS TECH. A este respecto consideramos que van a surgir muchas posibilidades para el desarrollo de tecnologías que ayuden a mejorar la situación del medio ambiente y esto va a suponer una gran oportunidad.
Hasta ahora hemos visto muchas iniciativas, por ejemplo, en relación con la generación de energías renovables o con el desarrollo de vehículos no contaminantes. Pero, sin embargo, aún son pocas las iniciativas que afrontan este problema desde otros ángulos, como son la sustitución de otros muchos productos contaminantes que usamos en el día a día.
Construcción de comunidades digitales
Otra de las consecuencias de la pandemia es que, en cierta medida, se ha reorganizado la estructura de la sociedad debido a los confinamientos y el distanciamiento social. Al no haber tanta dependencia de la presencialidad, todo lo relativo a la actividad virtual y online ha aumentado. Lo podemos ver, por ejemplo, en el teletrabajo, que ha aumentado considerablemente, y también en la vuelta a lo rural, por parte de muchas personas que han decidido dejar la gran ciudad para vivir en lugares más tranquilos o más cerca de la naturaleza.
A raíz de todo esto, es lógico pensar en que toda esa gente que antes compartía espacio a nivel físico, busque tener esa cercanía ahora de manera virtual, pero no solo a través de videollamadas, sino también a través de otro tipo de plataformas virtuales donde se pueda tener esa interacción y esa comunicación, ya sea en forma de vídeo, imagen, voz o texto. De alguna forma se trata de segmentar aún más toda la actividad que se ha venido produciendo en los últimos años en las redes sociales, para acotarlas a grupos muy concretos de personas, que pueden forma parte e interactuar a través de esa comunidad de una forma mucho más personalizada que como lo han hecho hasta ahora.
Normalmente estas comunidades tienen como punto de partida algún tipo de canal de contenidos, como puede ser un blog, un podcast o una newsletter, para luego poco a poco ir desarrollando otras opciones para conectarse entre las personas, para que estas puedan comunicarse, compartir ideas, contenidos y organizarse para realizar actividades en torno a la temática de interés común. Ahora el reto es construir esos espacios de interacción, más allá del canal de contenidos. Herramientas existen, como pueden ser Slack, Discord, Teams … lo importante es asegurar que se generan dinámicas de participación que enriquezcan a todos los miembros de la comunidad.
Modelos de negocio descentralizados
En la línea del punto anterior, esta deslocalización física la podemos ver amplificada en relación con la descentralización que permite el uso de ciertas tecnologías, específicamente blockchain. De esta forma, en el momento que una parte importante de nuestra actividad pasa a realizarse de forma online y de esta forma se ven potenciados muchos nuevos negocios, también proliferan alternativas a los modelos que venían siendo tradicionales, por ejemplo en relación con las divisas, la identidad, el registro de la propiedad o los derechos de autor.
Aquí es donde tenemos que hablar del auge de Bitcoin y otras criptomonedas como Ethereum, del desarrollo de aplicaciones digitales descentralizadas, de los smart contracts, de los tokens de utilidad, los tokens no fungibles (NFT) e, incluso de las organizaciones autónomas descentralizadas. Existen nuevas herramientas digitales que pueden ser usadas por los emprendedores y los innovadores para desarrollar nuevos modelos de negocio, por ejemplo en el ámbito de las finanzas (DeFI)
Lo que puede ocurrir en este tema, al tratarse de algo muy novedoso y bastante avanzado, es que se produzca una brecha entre aquellos que se lanzan a probarlo, utilizarlo y aprender sobre ello, y los que no se atreven o no cuentan con los conocimientos digitales necesarios. Por lo tanto, además de la oportunidad que supone el desarrollo de estos nuevos modelos de negocio descentralizados, a través de la creación de nuevas herramientas basadas en Blockchain, también hay una oportunidad en ofrecer servicios de asesoramiento, formación y divulgación en este ámbito, para ayudar a todos aquellos a los que no les resulte sencillo adentrarse en ello.
Futurizable ha destacado aquí algunas de las actividades y sectores que le parecen más interesantes para emprender e innovar en los próximos años, sin duda habrá muchos más y lo importante es estar atentos a las oportunidades que vaya generando la tecnología, en base a las necesidades de las personas y las tendencias del mercado. Futurizable seguiré atentos a todo ello para poder compartirlo por aquí y aportar su visión al respecto.