PERMACULTURA Y EMPRESA: ¿UNA (R)EVOLUCIÓN PENDIENTE?

¿Conoces la permacultura? El Día Internacional de la Madre Tierra es una ocasión destacada para poner nuestra mirada en la sostenibilidad de las organizaciones. La sostenibilidad es un asunto cada vez más en boga y es una muy buena noticia. RSC, consumo responsable, economía verde, economía azul, economía circular, B Corp… Muchas organizaciones van haciendo suyos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. ¿Pero concretamente, cómo traducir esta sostenibilidad a nuestras realidades de equipo, de organización, de empresa? La permacultura es una metodología todavía poco conocida aporta una respuesta sistemática y consistente a este cuestionamiento.

LO PRIMERO: ¿QUÉ ES LA PERMACULTURA?

Se trata de una metodología de diseño. La permacultura nos aporta una visión ecosistémica aplicable a todos los ámbitos de nuestras vidas. También se puede ver como una filosofía y algunas personas la llevan como un modo de vida. Está directamente inspirada de los sistemas más resilientes que conozcamos: los ecosistemas naturales.

Resumir el objetivo de un proyecto permacultural podría ser algo así:

“Crear un entorno ultra-productivo, adaptado a un contexto particular, resiliente y regenerador, que favorece la naturaleza en todos sus aspectos”.

Fuente: MOOC Permaculture – Université Colibris

Suena atractivo ¿verdad?

LA PERMACULTURA: INSPIRADA POR LA NATURALEZA

La ciencia nos muestra de forma incontestable que la Naturaleza tiene niveles de productividad y de eficiencia que ninguna de nuestras tecnologías alcanza (lo cual es el postulado de base de la biomimética). La Naturaleza es por tanto una fuente de inspiración tremenda para nuestras organizaciones. Por eso mismo la permacultura se inspira de ella.

El método es relativamente poco conocido todavía, pero gana seguidores de forma exponencial estos últimos años. Aparecen incluso algunas “perma-empresas”, particularmente en países como EEUU, Francia o Australia.

La permacultura aporta una estructura que nos permite crear sistemas resilientes de forma progresiva y completa. Propone un ciclo de diseño basado en 3 grandes éticas y 12 principios de diseño. Es un ciclo hecho de observación, de cuestionamiento, de feedback, de iteraciones y de mejora continua, donde aprendemos a ver nuestros sistemas productivos con otra mirada.

Os compartimos aquí algunos de sus conceptos y cómo se podrían aplicar concretamente a un equipo o una organización de cualquier tipo.

ALGUNAS ENSEÑANZAS DE LA PERMACULTURA:

DETENERSE, OBSERVAR E INTERACTUAR ANTES DE TOMAR CUALQUIER ACCIÓN.

Demasiadas veces llegamos con soluciones predefinidas que queremos aplicar sine die. Observar, hacer un diagnóstico completo antes de una intervención permite hacer evolucionar un sistema limitando las resistencias y evitando que se rompa. Tomemos el ejemplo de un equipo. Imaginemos que llega un nuevo responsable. Es muy indicado que tome tiempo de hacer un diagnóstico de lo que pasa en el equipo antes de pedir cambios. De esta forma puede integrar lo que funciona y sugerir cambios, mejoras que serán aceptados más fácilmente por los miembros del equipo.

SEGUIR LOS RITMOS NATURALES (DEL ENTORNO Y DE LAS PERSONAS).

De esta forma podemos no sólo respetar, sino además aprovechar estos ciclos. En un equipo, cada persona tiene su ritmo, su forma de hacer las cosas, sus días buenos y malos. Prestar atención a esos detalles brinda oportunidades para el equipo y genera bienestar que favorece la productividad.

PLANIFICAR NUESTRA EFICIENCIA ENERGÉTICA

Se trata de optimizar el uso de recursos, pensando en todos los tipos de energía a nuestra disposición en su sentido más amplio. No sólo se trata de gasolina o de luz, pensamos también en personas, por ejemplo organizando una oficina de tal forma que la posición de cada departamento sea óptima y ahorre tiempo y energía a las personas. O teniendo cerca las herramientas que más usamos, dejando más lejos las que menos.

VALORAR LA FRUGALIDAD

Empezar siempre con sistemas pequeños y lentos, pero intensivos, permite crecer con fortaleza y resiliencia. Un baobab siempre ha sido semilla. La semilla es muy pequeña, pero su fortaleza relativa es tremenda. Desde casi nada, un poco de agua y de tierra, consigue crecer y transformarse en un organismo complejo y vivo. Cuando la naturaleza inicia un proyecto, empieza pequeño y con energía muy concentrada. La idea del “Producto Mínimo viable” que escuchamos mucho en el mundo de las start-ups no nos dice otra cosa. Ensayar con algo pequeño pero funcional. Respetar el ritmo de crecimiento del proyecto yendo pasito a pasito para ser resilientes. Llegar a implicar muchos recursos sólo cuando hemos validado que el producto funciona.

VALORAR Y APROVECHAR LA DIVERSIDAD

Son fuente increíble de creatividad y de resiliencia. Los sistemas naturales más productivos como los bosques o los océanos están caracterizados por una grandísima variedad de especies y elementos. Todos interactúan y generan riqueza gracias a esa diversidad porque pueden generar muchísimos ciclos de prueba y error, garantizando así su éxito final.

CREAR SISTEMAS CIRCULARES QUE NO CREAN DESECHOS.

En la Naturaleza todo existe no sólo por una razón, sino por varias. Los residuos no existen, y si llegan a existir, será por poco tiempo. Tan sorprendente como pueda parecer, el oxígeno y la madera han sido dos de los mayores residuos que jamás haya generado la Naturaleza (eso hace millones de años). Se estuvieron acumulando durante unos millones de años hasta que los ecosistemas, los organismos consiguieron transformarlas en recursos. Por vías de prueba y error, estos dos elementos son hoy en día vitales para los ecosistemas del Planeta. Por eso la permacultura nos habla de un principio muy interesante: El problema es la solución. ¿Imaginas las implicaciones de aplicarlo en tu equipo y/o tu empresa? Podría ser por ejemplo el encontrar una salida inesperada a un residuo de producción. ¿Un ejemplo? En Dinamarca aprovechan los gases emitidos por sus centrales de depuración de agua para crear energía.

PRODUCIR EXCEDENTES

Y sí, producir un beneficio es vital. Por eso las empresas más avanzadas en sostenibilidad hablan de conceptos como el triple balance, generando beneficio para la organización, las personas y el entorno. ¿La diferencia con algo que vemos demasiado a menudo? Esos beneficios se reparten de forma equitativa entre todos, medioambiente incluido. Buenísimos ejemplos de esa práctica pueden ser la empresa americana Patagonia o las organizaciones agrupadas en la asociación Sannas en España.

Estos son algunos de los principios de la permacultura. Un método para crear ecosistemas resilientes. Si bien tiene como origen la agricultura, resulta muy útil para diseñar cualquier sistema complejo, incluso el de un equipo o una organización.

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