¿Dinero Etéreo?

dinero etereo

Autor: FONDAKI

La toma de decisiones en los comites ejecutivos de los bancos centrales se supone sosegada y cuasi-imperturbable. Una percepción siempre relacionada con los «minutos» que se suelen hacer públicos acerca de sus deliberaciones. Pocos, o casi ninguno, aspavientos públicos que compromentan a unas instituciones que manejan plazos y dinámicas complejas. Los sentires, a pesar de todo, sobre sus resoluciones de política monetaria circulan incontrolados por una serie de foros de lo más selectos. El radar interpretativo funciona en un ambiente arduo.

El actual contexto económico ha desarticulado, más si cabe, la difícil tarea de perseguir esos movimientos omnipresentes y procedentes, cada vez más, de diferentes protagonistas que requieren atención. Es por ello que cuando se conoce la presentación de un documento que lleva la rúbrica de varios de estos organismos, los focos se reorientan. No porque antes haya sido despreciado el tema o asuntos en cuestión, sino por la trascendencia sectorial que se le presume dada la entidad de dicha publicación.

A principios de octubre, y sin demasiada publicidad, el Bank of International Settlements nos introducía, junto con otros siete bancos centrales, en la trama que envuelve a las monedas digitales. En un informe muy escueto que lleva el encabezado Central Bank Digital Currencies: Foundational Principles and Core Features, se realiza un repaso conciso a los distintos desafíos que enfrenta la emisión de una divisa virtual. El mensaje es claro. La maquinaria de múltiples autoridades monetarias reflexiona coordinadamente. Al menos ese es el primer impacto.

Las presencias y las ausencias son, igualmente, valorables. Mientras uno de los firmantes es el Sveriges Riskbank, queda fuera de la agrupación el People’s Bank of China. Sintomático dadas las velocidades aceleradas, salvando las dimensiones, que han tomado ambos bancos para la emisión electrónica de sus respectivas monedas. En Suecia, como ya se anticipará en febrero, están centrados en los primeros test técnicos. En la economía asiática, por su parte, los plazos son más inexactos, pero igual de ambiciosos, como recoge China Banking News.

Un año, crisis sanitaria mediante, en el que las actividades están siendo frenéticas de cara a concretar fases para el lanzamiento de estos modelos de pago. Ebullición de ideas que se observa también en el caso de Banco Central Europeo. Su presentación de voluntades, una especie de definición de intenciones, también en los primeros compases del otoño, amplia el abanico de progresos. Un caso en el que resulta particularmente interesante la figuración de escenarios en la adopción de ya bautizado euro digital. Se acerca el cambio.

Es evidente que una de las principales pre/ocupaciones de la industria financiera hoy día se centra en la digitalización de sus operaciones y mecánicas. Aunque el rápido despliegue, en algunos casos sin paraguas normativo y supervisor claro, de plataformas tecnológicas que se han centrado en prestar soluciones relacionadas ha revelado deficiencias, los responsables de los bancos centrales se afanan ahora en ofrecer garantías. Una de las demostraciones es, o deber ser, la aplicación de los principios de respeto y convivencia.

Primero, tal y como se alude en el susodicho informe del Bank of International Settlements, «garantizar que la puesta en circulación de una moneda virtual no comprometa las políticas monetarias y financieras». Y, segundo, que la misma «co-exista con otras formas de dinero». Un fundamento, este último, que nos recuerda a aquella insistencia del Banque du Canada, el cual también es firmante, para que los comercios aceptasen efectivo durante las semanas con mayor transmisión de la primera ola. Llegan los silencios regulatorios.

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