“Comunidad” es un término que casi todo el mundo comprende y que se torna cada vez más importante en cualquier tipo de organización, pero ¿qué es realmente una comunidad?… Podríamos decir que se trata de una agrupación de personas que convergen en objetivos y problemáticas y que, de alguna manera, comparten ciertos espacios comunes con el afán de colaborar.
Pablo Ocaña, es experto en desarrollo de procesos de inteligencia colectiva en ecosistemas generados alrededor de organizaciones y de territorios.
¿Dónde existen comunidades?
Existen comunidades en muchos ámbitos socio-económicos, pero los de mayor impacto económico surgen alrededor de las empresas, de las distintas agrupaciones sectoriales como asociaciones o confederaciones; también en torno a agrupaciones transversales como clústeres, o incluso en los propios espacios territoriales, normalmente alrededor de ámbitos emergentes o de interés público creciente vinculados al emprendimiento, ODS o a la movilidad.
¿Cuál es la situación actual?
Desde nuestra experiencia desarrollando comunidades activas, hemos observado que apenas existe metodología específica para aprovechar el potencial de la inteligencia colectiva de las comunidades, tanto en las empresas como en las entidades asociativas, incluso contando con la proliferación de redes sociales, apps y distintas plataformas tecnológicas.
Observamos que, a pesar de los esfuerzos y recursos que emplean los líderes y dinamizadores de organizaciones gestoras para desarrollar sus comunidades, el impacto de la participación y el aprovechamiento de la inteligencia colectiva no llega a dar los resultados que podría ofrecer.
¿Qué importancia tiene el liderazgo en el desarrollo de una comunidad?
En las empresas y organizaciones, tradicionalmente, el liderazgo se basa en conceptos jerárquicos, en los cuales cada miembro de la comunidad tiene un rol determinado y existen una serie de reglas y normas internas.
Hemos observado que el éxito en el desarrollo de una comunidad depende de que el liderazgo promueva la capacidad de dinamización, porque para aprovechar la inteligencia colectiva es fundamental la actitud y motivación de los participantes; por eso, el liderazgo debe ser mucho más inspirador y generar contextos motivadores.
En cada vez más entidades: clústeres, asociaciones sectoriales, comunidades alumni, comunidades territoriales temáticas, se está demandando organizaciones diferentes, se trabaja con conceptos como “redarquía” es decir, conseguir que por voluntad propia los miembros generen una inteligencia colectiva que les suponga beneficios individuales por pertenecer a la comunidad.
¿No cambiar supone una amenaza para el futuro de organizaciones que tienen comunidades a su alrededor?
Cada vez más, las personas queremos participar de forma más activa en aquellas comunidades en las que nos involucramos, ya sea en nuestra propia empresa, como en otras asociaciones sectoriales.
La principal amenaza es que, en un entorno global y multi informado, si no se consigue implicar por parte de los líderes y gestores de las organizaciones a sus distintas comunidades, estas podrán encontrar otros espacios de mayor utilidad, en los que se sientan reconocidos y donde puedan obtener elementos de valor más tangible, siendo la digitalización, entre otras cosas, una de las causas que puede influir significativamente.
¿Y qué se puede hacer desde el punto de vista de los líderes y gestores de las distintas comunidades?
Los líderes deben realizar una importante transformación en su manera de ver y de gestionar su ecosistema, deben dotarse de metodologías especializadas y también utilizar las tecnologías más adecuadas a su tipo de comunidad, así como capacitar a sus dinamizadores en nuevas formas de actuación.
Desde nuestra experiencia, estamos viendo cómo cada vez se destinan más recursos para: comunicar, desarrollar, capacitar o gestionar bajo la premisa de “dinamizar la comunidad” y está claro que la inteligencia colectiva de la comunidad se aprovecha cuando una gran parte de los participantes consigue obtener alguno de estos beneficios:
aprender en algunas habilidades o materias importantes para ellos, colaboración o apoyo para alcanzar algún objetivo o resolver algún problema, adquirir o proporcionar algún producto o servicio, adquirir o compartir de manera sencilla el conocimiento y los recursos de la comunidad, si la comunidad consigue desarrollar una Marca, esto genera un sentido de pertenencia e identificación con la misma, es decir, la sensación de formar parte de un gran equipo.
¿Qué se propone desde vuestra entidad ante estas nuevas situaciones?
Nosotros llevamos más de 10 años trabajando con el sector público y privado, desarrollando comunidades colaborativas para tratar de aprovechar la inteligencia colectiva. En este tiempo hemos creado una metodología llamada Sistema “DADO” porque no encontrábamos en los métodos existentes una gestión de procesos que se adaptara a la realidad de las comunidades dinámicas y que permitiera aprovechar todo su potencial.
También hace 2 años lanzamos un sistema tecnológico propio: “Hub TGN” como herramienta digital especializada para sacar el máximo provecho a la metodología, y en consecuencia a esa inteligencia colectiva de la comunidad.
Actualmente contamos con más de 10.000 participantes, con hubs implantados en organizaciones y territorios de distintos países y, aunque es un proyecto aún reciente, estamos apreciando el gran potencial que tiene para ayudar a desarrollar la inteligencia colectiva de las organizaciones y de sus ecosistemas.
+info: https://theglocal.network/promoters
Vía SPRI