Pablo Cámara, guardaespaldas de emprendedores

Pablo Cámara, guardaespaldas de emprendedores

Es un observador de la realidad. De la económica, desde su puesto de director gerente de la Sociedad Navarra de Garantía Recíproca (Sonagar), y también de la social desde otra de sus ocupaciones, que nos descubre durante esta entrevista.

Hubo un momento en el que Pablo Cámara estuvo convencido de que no iba a vivir en su Pamplona natal. Fue tras estudiar Ciencias Económicas en la Universidad de Navarra y trabajar durante un año en la desaparecida Caja Municipal de Pamplona. Entonces se marchó a Barcelona para cursar durante dos años un MBA en el IESE. Y, al terminar el máster, fue contratado por Continente, del Grupo Carrefour, como jefe de compras en Madrid. “Tenía claro que mi futuro iba a estar fuera, pero por circunstancias de la vida volví a Pamplona y es la mejor decisión que podía haber tomado”, señala con una expresión que bien podría ser de alivio.

Esas circunstancias se dieron cuando, estando en Continente, le surgió la oportunidad de regresar porque el Gobierno de Navarra se proponía crear una empresa, Nasursa, para la gestión de suelo, principalmente con el fin de desarrollar Sarriguren. Dos años después, y hasta 2001, pasó a ser el director de Vinsa, la promotora de vivienda del Gobierno de Navarra. Con el cambio de Ejecutivo volvió a Nasursa, “pero vi que mi época en el sector público había terminado y me fui a Construcciones Flores”. De allí se marchó “antes de que la empresa tuviera problemas y saliera a concurso”.

El trabajo le llevó de nuevo a la Administración, en este caso municipal, concretamente a la gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Pamplona como director de su Servicio Económico y Financiero. Un cargo que dejó en 2016 para incorporarse a su actual ocupación: director gerente de la sociedad de garantía recíproca Sonagar, participada en un 20 % por el Gobierno de Navarra, su socio mayoritario. Para entonces ya había acumulado una experiencia de veinte años en el sector inmobiliario y urbanístico, tanto en el ámbito privado como público. Por cierto, ¿qué opina del permanentemente criticado funcionamiento de la Administración? “Todo el mundo debería pasar por la Administración para que luego podamos hablar de cómo funciona. No tiene nada que ver con esa imagen tópica de ineficacia y lentitud. Yo he estado casi catorce años y encantado, me encontré con grandísimos profesionales y trabajé muy a gusto, la verdad”.

“Tenía claro que mi futuro iba a estar fuera, pero por circunstancias de la vida volví a Pamplona y es la mejor decisión que podía haber tomado”.

Le preguntamos si tiene la misma opinión de los políticos. Parece dudar unos segundos y responde que “al final cada uno está en su papel”. “Me tocó trabajar con Yolanda Barcina y Javier Marcotegui. Los dos impulsaban muchísimo los proyectos, Sarriguren sin ellos no existiría. Todo el planeamiento de la urbanización se hizo en menos de dos años, eso ahora mismo es impensable. Participar en su desarrollo, con 5.000 viviendas casi todas con algún régimen de protección pública, es algo de lo que me puedo enorgullecer”. También vivió desde dentro la gran crisis de la construcción, ya que entró en el Consistorio cuando Lezkairu comenzaba a urbanizarse. “Resultó complicado, muchos teníamos dudas de que se pudiera terminar porque el sector inmobiliario estaba muy tocado. Al principio solo había grúas en las viviendas de protección oficial, pero hoy el barrio ya casi está terminado y se han vendido muchas libres”, rememora.

QUÉ LE DICEN LOS EMPRESARIOS

En enero de 2016, Pablo Cámara se convirtió en el director gerente de Sonagar, empresa queeste año celebrará su 40 aniversario. Un trabajo muy diferente a los anteriores y al que se refiere desde un curioso punto de vista: “Aquí se palpa la realidad empresarial de Navarra, viajamos continuamente desde Bera hasta Cortes y vemos las distintas formas de pensar de cada zona y que hay un importante empuje empresarial. La gente está por la labor de invertir.

Aprovechamos para preguntarle qué le confiesan los empresarios, y responde que “necesitan certidumbre, tener un marco estable. La política fiscal les afecta, claro, hay empresarios que se han ido, que ya no viven en Navarra tras desarrollar aquí su carrera profesional. Y eso, la deslocalización, es preocupante”.

No obstante, reitera a continuación que “el tejido empresarial quiere seguir invirtiendo y el mayor problema es que no encuentran profesionales cualificados”. Así se lo comentan “en todas las empresas que visitamos, que crecerían mucho más si los encontrasen”. También se refiere a la falta de relevo de comerciantes y empresarios cuando les llega la jubilación. “Los jóvenes tienen otras expectativas… o se las creamos. Queremos que nuestros hijos vayan a la universidad, pero no tienen por qué ir todos, hay muchísima demanda de oficios”

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