GHI Hornos Industriales diseña y fabrica en su sede de Galdakao uno de los hornos más grandes del mercado para la producción de aluminio líquido/SPRI
GHI Hornos Industriales es una ingeniería digital con sede en Galdakao, ocho décadas de vida y una plantilla, de momento, formada por 140 personas. Pero sobre todo es una pyme tremendamente ágil y flexible capaz de diseñar y construir en Euskadi el mayor horno del mundo para la producción de aluminio. Un desarrollo imponente, de última generación, más automático, eficiente y digital que nunca que ha permitido a la también compañía vasca Befesa reciclar aluminio en su sede de Asua (Bizkaia) a razón de 65 toneladas al día.
El salto cualitativo para GHI con este nuevo desarrollo ha sido tan grande como las propias dimensiones del horno: 150 toneladas de peso, nueve metros de longitud y casi seis metros de altura. José Berasategui, director general, e Iñigo Guinea, CEO de la empresa, analizan el contexto y la singularidad de este proyecto industrial.
Por situarnos. Que un horno como el suyo tenga una capacidad de 65 toneladas al día, ¿qué significa?
Digamos que equivaldría a fundir unos 260 coches al día para obtener aluminio líquido. Una tecnología de vanguardia que estamos comercializando sobre todo en el mercado asiático (Egipto, Irán, India, China, Japón…).
81 años en la brecha y con una salud aparentemente inquebrantable…
Estamos en un momento muy interesante para nuestra industria (metal, acero y aluminio) donde la irrupción del 4.0 nos permite acceder a sitios donde antes no podíamos llegar y dar un servicio mucho mejor a nuestros clientes por todo el mundo. Por tanto, este escenario representa una oportunidad muy buena para empresas medianas y pequeñas como la nuestra para que podamos crecer en todos los mercados internacionales.
Vocación local la suya pero con una inevitable visión internacional.
Somos una empresa veterana pero también es cierto que llevamos exportando desde hace 50 años. En ese sentido, la pasada y durísima crisis que hemos tenido que soportar no nos ha llevado a tener que exportar como novedad o como salvavidas. Lo que estamos haciendo es simplemente continuar con la labor de nuestros antecesores.
¿Cuánto capital humano ha invertido GHI en el desarrollo de este horno?
Este proyecto en concreto es la culminación de un proceso que comenzó hace dos años entre varios protagonistas. Por un lado, Befesa como cliente, por otro Tecnalia como centro tecnológico de apoyo y por último GHI como fabricante de equipos. Entonces creamos un equipo conjunto de trabajo para ver todas aquellas necesidades y planteamientos que se nos ocurrían a las tres partes para mejorar los equipos de reciclado de aluminio hasta la fecha, y de toda esa tormenta de ideas que fue surgiendo a partir del conocimiento y experiencia de nuestra gente y de la que conforma también nuestra red de proveedores nació este proyecto.
¿Cómo es físicamente?
Se podría decir que es como cualquiera de los hornos que tenemos en casa pero a lo bestia, muy a lo bestia. Casi del tamaño de una de las habitaciones de nuestras casas. El aluminio es un metal que funde a una temperatura relativamente baja (660º) pero en este caso alcanza los mil grados. Tiene una capacidad de 65 toneladas por colada, pero dado que la densidad del aluminio es muy baja eso equivaldría en un horno de acero a más de 250 toneladas de capacidad, de modo que sí, el horno es grande.
…Grande y más inteligente y 4.0 que nunca, según han destacado. Teniendo en cuenta la velocidad a la que están discurriendo las cosas en esta nueva industria y teniendo en cuenta su relativo tamaño, ¿cómo se gesta un proyecto tan innovador en una pyme como la suya?
A partir de la irrupción del 4.0. En ese momento nos damos cuenta de que esta nueva forma de hacer industria tiene poso y ha venido para quedarse y decidimos poner en marcha un equipo permanente de seis personas dedicadas exclusivamente a la investigación. Ahí comenzamos a ver muchas oportunidades y comprobamos que los datos que estamos sacando de nuestros equipos de fundición eran muy útiles para el cliente, lo que nos permitía a nosotros ser mejores y a ellos ganar más dinero. Así que nos volcamos a tope en la búsqueda de nuevos sensores y usos para intentar que nuestros productos sean cada vez más competitivos.
Desde el plano laboral, ¿qué o cuánto hay en GHI de esa nueva cultura empresarial de la que tanto se lleva hablando en los últimos tiempos?
Somos una ingeniería digital y solo tenemos personas, 140 en concreto pensando cómo mejorar día a día sus productos. En los últimos meses hemos incorporado a cerca de 50 nuevos profesionales, talento joven a partir de millenials con una potencial increíble. Nos cuesta mucho encontrar a la gente pero una vez que damos con el perfil están desarrollando un trabajo magnífico. En GHI somos grandes defensores del talento millenial (un 45% de nuestra plantilla son ingenieros) y animamos a las empresas a que confíen y den responsabilidad a estos perfiles porque la respuesta en el corto plazo es tremendamente positiva. El talento existe y cuesta encontrarlo, pero con confianza y con proyecto es más fácil poder captar el perfil que necesitas.