FUTURIZABLE: ¿Es sostenible la sostenibilidad?

AUTOR: Javier Martían/ Futurizable

Qué duda cabe de que uno de los temas más candentes en la actualidad es la sostenibilidad, algo que por desgracia en los últimos años además se ha convertido en un motivo más para la confrontación política y social. Pero más allá de eso, lo que está claro es que la sostenibilidad preocupa y ocupa a cada vez más organizaciones y profesionales, además de resultar protagonista de muchas de las políticas económicas y sociales del momento.

Es por esto por lo que vemos necesario reflexionar al respecto de la sostenibilidad de las propias iniciativas relacionadas con la sostenibilidad y esto es a lo que vamos a dedicar el artículo de hoy, porque precisamente en un contexto de crisis económica y política como el que vivimos, lo que deberíamos descubrir es cómo de viable resulta para las empresas poner en práctica las recomendaciones u obligaciones legales relacionadas con la sostenibilidad.

¿Cómo de sostenible es la sostenibilidad?

Para responder a esta pregunta nos gustaría comenzar por prestar atención a la forma en la que solemos tomar decisiones en las empresas e imaginar cómo se están tomando decisiones al respecto de los temas relacionados con la sostenibilidad en estos momentos, porque nos jugamos mucho al respecto, tanto desde el punto de vista de la conservación del medio ambiente como también de la subsistencia de las propias empresas y los puestos de trabajo que estas ofrecen.

Lo que no podría ocurrir en este punto es que nos dejemos llevar por las ideologías a la hora de tomar una decisión al respecto de lo estratégico que resulta para nuestra empresa apostar por la sostenibilidad, porque como hemos visto a lo largo de la historia, cuando las decisiones se toman en base a las ideologías y no a la experiencia y/o el conocimiento, se pueden provocar grandes desastres, como por ejemplo las hambrunas provocadas en los países comunistas cuando decidieron organizar la agricultura en base a sus ideas políticas y no a los designios de la naturaleza que llevaban teniendo en consideración los agricultores durante siglos.

Por esto nos gustaría plantear la necesidad de construir nuestro propio marco de razonamiento para la toma de decisiones en relación con la sostenibilidad, porque tan importante es que salvemos la naturaleza y revirtamos el calentamiento global, si es que esto está en nuestra mano, como que la economía no se hunda y veamos como miles de empresas tienen que cerrar, mandado a sus trabajadores al paro. Porque hace tan solo dos años que hemos sido testigos precisamente de como las decisiones políticas tomadas al respecto de la pandemia del coronavirus, en relación con los confinamientos, siguen ahora teniendo consecuencias en materia económica, lo cual va a provocar mucho sufrimiento para mucha gente en los próximos años.

El álgebra moral de Benjamín Franklin

¿Cómo tomas decisiones actualmente en tu empresa? ¿Utilizas algún tipo de criterio o metodología al respecto?

Son muchos los pensadores que han propuesto formas para ayudarnos a mejorar el proceso de toma de decisiones, como en el caso de Benjamín Franklin con su álgebra moral, basada en la evaluación y ponderación de los pros y contras ante una o varias opciones posibles. Pero el problema de esta forma de tomar decisiones es que limita mucho el propio proceso de la toma de decisión dejando muchos aspectos importantes fuera de ello y sobre todo no nos ayuda a luchar contra los sesgos y dinámicas nocivas que suelen producirse en todo proceso de toma de decisión, lo cual acaba haciendo que en muchos de los casos erremos a la hora de tomar decisiones importantes en nuestra vida y en las empresas.

Decídete: un nuevo modelo para la toma de decisiones

El libro Decídete : Cómo tomar las mejores decisiones en la vida y en el trabajo, de Chip y Dan Heath nos propone una nueva forma de pensar y de actuar a la hora de tomar decisiones, donde en primer lugar nos hace reflexionar  sobre las razones que hace que muchas veces tomemos malas decisiones y luego nos propone una serie de pasos a seguir para tomar buenas decisiones.

Los errores a evitar en la toma de decisiones son:

  1. Cuidado con el efecto foco y la visión estrecha: cuando tomamos decisiones, ante varias opciones posibles tendemos a quedarnos con una, pero no nos planteamos cómo podríamos optar por varias de ellas. Y en el caso de las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad esto va a ser especialmente relevante porque vale la pena pensar en las diferentes formas que podemos tener para reducir nuestro impacto en el entorno y en la sociedad, sin que esto suponga un perjuicio más importante aún para nuestros negocios o actividad.
  2. Evitar el sesgo de confirmación: cuando tomamos decisiones es importante ser conscientes de que nuestro cerebro sigue órdenes de nuestro instinto o del inconsciente, ya que tomamos decisiones en base a lo que sabemos, cuando sobre todo deberíamos pensar en todo lo que no sabemos. Por lo tanto lo que ocurre es que la gente sale a recopilar datos y no se da cuenta de que muchas veces lo que está haciendo es amañar las cuentas. En este punto resulta fundamental salir de nuestra cámara de resonancia para exponernos a muchas ideas y formas de pensar que nos ayuden a evitar este sesgo tan habitual.
  3. No dejarnos llevar por la emoción: es otro error muy habitual, porque constantemente estamos bombardeados por noticias y en el caso de la sostenibilidad esta puede venir acompañada de información muy llamativa que nos puede tocar mucho la moral. Por esto es muy importante tomar distancia cuando sentimos esas sensaciones y establecer buenos procedimientos que nos ayuden a tomar las decisiones evitando que la esperanza de que todo saldrá bien triunfe sobre la experiencia que nos dice que lo normal muchas veces es que las cosas salgan mal.
  4. Evitar la confianza desmedida: la gente crea que sabe más de lo que realmente sabe sobre lo que ocurrirá en un futuro y sobre todo constantemente está tomando decisiones en base a ese supuesto conocimiento. Esto para Daniel Kahneman es uno de los grandes males de la condición humana, la sensación de que sabemos muchísimo sobre problemas de los que en realidad sabemos muy poco. Y lo peor de todo es que esto resulta especialmente llamativo en los responsables políticos de tomar decisiones en materia de sostenibilidad, que como decíamos antes se basan más en ideologías que en conocimiento explícito.

Y el proceso a seguir para tomar mejores decisiones es:

Cuando empezamos a ser conscientes de que la parte más difícil de tomar una decisión es saber que hay que tomarla, que es necesario salir del piloto automático para actuar y que además lo mas normal es que nos equivoquemos a la hora de tomar la decisión, muchas cosas empiezan a cambiar en nuestra forma de pensar y esto nos ayuda a tener más éxito en nuestro proceso de decisión. De esta forma, antes de tomar una decisión en firme ante cualquier situación que se nos presente tendríamos que seguir los siguientes pasos.

  1. Aumentar las opciones: contemplar las diferentes alternativas, pensar si hay una manera mejor de hacerlo y qué más podríamos hacer al respecto. Se trata de ampliar nuestra visión para evitar el efecto foco y para ello podemos recurrir a varios ejercicios o herramientas como son los seis sombreros para pensar.
  2. Contrasta tus suposiciones: para evitar dejarnos llevar por el sesgo de confirmación y el exceso de confianza. Así podemos recurrir a la figura del abogado del diablo, que ponga objeciones y proponga alternativas, promoviendo el desacuerdo constructivo que nos ayude a ser conscientes de los posibles errores que podemos estar cometiendo.
  3. Toma distancia antes decidir: o lo que la sabiduría popular llamaría consultar las decisiones con la almohada. Aquí también podemos recurrir a otra herramienta como el método 10/10/10 que nos invita a pensar qué ocurrirá cuando pasen 10 minutos tras tomar la decisión, luego 10 meses y finalmente 10 años.
  4. Prepárate para el error: lo cual debería ser un hábito mucho más habitual en nuestras vidas ya que nos ahorraría muchos disgustos y preocupaciones. Es lo que los estoicos llamaban premeditatio malorum, lo cual nos hace ponernos en la situación de qué puede salir mal para prevenirlo de antemano. O dicho de forma más moderna, hacer un premortem.

Para terminar con este artículo sería interesante pensar en cómo prepararnos para el error que puede suponer tomar determinadas decisiones en materia de sostenibilidad y las acciones consecuentes que desarrollaríamos a continuación. Para ello podemos recurrir a herramientas como por ejemplo las que usan los inversores para evitar pérdidas excesivas que les dejen fuera del mercado, como son por ejemplo los stop loss, que evitan las pérdidas mayores a un rango establecido de antemano o realizando una cobertura financiera que sirve para cubrir el riesgo de una inversión, realizando la posición financiera opuesta mediante un activo correlacionado con la inversión principal o mediante un derivado financiero.

También podemos recurrir a herramientas como las que nos propone Lean Startup, la metodología de creación de nuevas empresas que parte de la base de la necesidad de validar las ideas de negocio antes de lanzarse a desarrollar un nuevo producto o servicio, por el alto coste que esto supone y el alto riesgo de que el mercado realmente no quiera o necesite lo que nosotros hemos creado. Para ello nos propone utilizar artefactos como el producto mínimo viable y nos enseña a realizar una serie de dinámicas que nos permitan empatizar con nuestros futuros clientes, conocerles mejor, obtener su feedback de manera temprana ante el producto que queremos ofrecerles e incluso pivotar nuestra idea de negocio en base a las respuestas que hayamos recibido.

Al final de lo que se trata de crear una especie de seguro que nos proteja de nosotros mismos frente a las malas decisiones que podamos tomar, especialmente ahora en materia de sostenibilidad, donde hay tanto ruido y una especie de fiebre que nos hace pensar que si no actuamos ahora estaremos muertos mañana. Por lo tanto vale la pena diseñar una buena estrategia antes de actuar y sobre todo que cuando empecemos a trabajar en ello lo hagamos con paso firme, porque sin duda se puede hacer mucho para mejorar la vida en el planeta y evitar los efectos de nuestra actividad en el medio ambiente, pero no se trata de hacerlo porque es una moda, porque nos han asustado los medios de comunicación, o porque nos obliga la ley, sino porque hemos tomado decisiones conscientes al respecto.