Mi aventura con los cómics climáticos: conciencia, aprendizaje y diversión.

Mi activismo climático comenzó hace ya varios años, cuando tomé conciencia de la urgencia de actuar para frenar la degradación de nuestro planeta. Desde entonces, colaboro activamente en varias organizaciones, en especial con Greenpeace y he participado en manifestaciones, acciones diversas, charlas y reuniones. Sin embargo, hay un interés que seguramente no conocéis: mi afición por coleccionar cómics de temática climática. Y es que los cómics ofrecen un formato único para explicar cuestiones complejas de manera amena, atractiva y, sobre todo, muy cercana.

Uno de los títulos que me abrió los ojos respecto al potencial divulgativo de este medio es “Cambio de Clima: un ensayo gráfico (y autobiográfico) sobre el cambio climático”, de Philippe Squarzoni. En esta obra, el autor narra su proceso personal de investigación sobre el calentamiento global, ofreciendo datos científicos actualizados y un relato íntimo de cómo estos hallazgos transforman su modo de ver el mundo. Lo que más me impactó fue la forma en que Squarzoni combina la rigurosidad del ensayo con un estilo narrativo muy personal, demostrando que la ciencia puede abordarse desde un lugar cercano y humano.

Otro cómic que merece mención es “Ecotopías”, publicado por Greenpeace y creado por varios autores. A través de historias cortas e ilustraciones muy variadas, este libro explora diferentes futuros posibles —positivos y negativos— en función de cómo actuemos hoy en relación con el medioambiente. La palabra “ecotopía” hace referencia a utopías ecológicas, y las viñetas presentan escenarios donde la humanidad ha aprendido a convivir en armonía con el planeta, pero también escenarios donde la inacción conduce a un colapso ecológico. Para mí, esta antología pone en evidencia el poder de la imaginación para inspirar cambios reales y urgentes.

Otro imprescindible en mi colección es “El mundo sin fin”, de Christophe Blain —realizado en colaboración con el reputado científico Jean-Marc Jancovici—. En sus páginas, encontramos un diálogo constante entre un dibujante y un experto en energía y cambio climático, que se traduce en un cómic didáctico, entretenido y lleno de humor. Lo más interesante es cómo el cómic ilustra gráficamente conceptos a veces complejos: desde la huella de carbono hasta la crisis energética. Así, consigue que cualquier lector, sin importar su formación, pueda entender en qué consiste el problema y qué soluciones se barajan a nivel global.

Por último, quisiera mencionar “Lluvia”, de Mary M. Talbot. Esta obra relata la lucha de dos personajes que se involucran en campañas medioambientales, mientras viven los efectos del cambio climático en su región. A través de sus vivencias, el cómic muestra la compleja realidad de las protestas, la presión social y el poder que puede ejercer la ciudadanía cuando decide unirse por una causa común. En lo personal, “Lluvia” me hizo reflexionar sobre cómo las acciones individuales y comunitarias pueden sumar y generar un impacto mucho mayor de lo que solemos imaginar.

Lejos de ser “cosas de niños”, estos cómics demuestran el inmenso potencial de la narrativa gráfica para transmitir mensajes profundos y urgentes. Leerlos es una manera de aprender, de empatizar con personajes e historias que reflejan, en mayor o menor medida, los desafíos que afrontamos como sociedad. Además, resulta un aliciente para seguir luchando por proteger nuestro hogar común. Si estás buscando una forma diferente de sumergirte en la crisis climática y sus posibles soluciones, no dudes en darle una oportunidad a estos títulos. ¡Descubrirás un universo lleno de creatividad, información y, sobre todo, esperanza en el cambio!

Pablo Aretxabala Pellón, Abogado y Consultor
Pablo Aretxabala Pellón

Abogado y Consultor / EUSKOASESORES
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