Preocupaciones Británicas

mapa

Autor: FONDAKI

En 1904 el geógrafo británico Halford Mackinder presentaba su libro The Geographical Pivot of History. Una muy interesante reflexión, todavía hoy muy controvertida, sobre la existencia de un espacio terrestre estratégico en la vertebración de las relaciones internacionales. Una masa de tierra nada pequeña situada entre los ríos Volga y Yangtze, uno al oeste y el otro al este, respectivamente, y los límites del Ártico y la cordillera del Himalaya en el norte y el sur. Extensión que llamaría Heartland y en la que, a su parecer, se disputaba el dominio global.

Unas resumidas cuentas, discúlpennos la sintetización, para una teoría con connotaciones y gran importancia. Más allá del desprecio hacia los acontecimientos que se pudiesen suceder en las Américas, el que fuera uno de los precursores de las nociones geo-políticas situaba en esa vasta área las condiciones para el auge y la caída de los imperios. Aunque con la mirada ciertamente sesgada, Mackinder no andaba desencaminado al señalar un territorio que en la actualidad, gota a gota, entra en las planas informativas como anécdota.

Bien es cierto que la superficie es hoy el hogar de un relevante número de poblaciones que se identifican, en el mejor de los casos, con estados eminentes en las relaciones de poder a escala mundial. Tres ejemplos, China, Irán y Rusia. Un trio que hace frontera con unos países volátiles y/o arriesgados. Afganistán, Bielorrusia y Kirguistán. Cualquiera de estos tres es el paradigma, pasado y presente, de aquellos países delineados negro sobre blanco, con total desprecio por las realidades socio-culturales. Hoy relucen algunos conatos de resistencia.

El caso kirguís ha sobresaltado, una vez más, al mundo tras la celebración de unas elecciones parlamentarias que ofrecían unos resultados, como mínimo, raros. De las 16 formaciones en liza, solo cuatro obtenían representación, y tres de ellas tienen relaciones estrechas con el actual presidente, Sooronbai Jeenbekov. Mandatario que fue, contra todos los pronósticos, elegido para el cargo en uno de los pocos procesos de transición pacífica vividos en el país. Singularidad que tampoco conduce necesariamente a la sorpresa por lo que sucede ahora.

Lejos, a priori, de representar ese gran desafío geo-político que es Afganistán, las sucesivas revueltas en este pequeño estado de Asia Central son también un indicador de influencias. Son numerosos los análisis que estos días han valorado la preocupación del Kremlin sobre lo que pueda acontecer si la inestabilidad va creciendo, léase los testimonios en The Moscow Times, pero no deberían estar fuera de onda las preocupaciones en Ankara. La participación de Bishkek en el Consejo Túrquico demuestra otro de los caldos de cultivos de la región.

Al igual que Kirguistán, el otro miembro de este organismo muy vinculado a Turquía que en las últimas semanas ha abierto los noticiarios de medio mundo es Azerbaiyán. Un país que ha encontrado la complicidad del Gobierno de Tayyip Erdogan en su disputa con Armenia en Nagorno-Karabah. Interpretación de la complejidad que desluce, en parte, la perspectiva de The New York Times sobre la cuasi-única y plenipotenciaria palabra de Vladimir Putin en la zona. Una donde se están tratando de compensar interferencias crecientes.

Sin ambicionar cubrir la infinidad de riesgos potenciales en la Heartland, si se antoja cada vez más relevante comprender los juegos en las demarcaciones de Asia Central. Históricamente vinculados a las siglas CIS, sus estados en las últimas décadas han aparentado presenciar los alborotos internacionales sin apenas inmutarse y retornan a escena mediática poco a poco. Son territorios cómplices, se asevera habitualmente, por ejemplo, en el tránsito de migrantes afganos hacia las fronteras europeas y/o también conductos turbios de pasivos terroristas.

Dos anécdotas geo-políticas sin relación con actores estatales, que suelen estar empañadas por otros acontecimientos más llamativos vinculados con los intercambios comerciales del este hacia el oeste por la Nueva Ruta de la Seda. Propicia intromisión pacífica de China que coexiste con la calculada presencia militar que trata de extender con Tayikistán como centro de operaciones. Lo han corroborado estas semanas en Eurasianet. Acontecimientos que dan a entender una especie de déjà vu con la última temporada de The West Wing.

* Por cierto, merece, aunque sea pretérito, el análisis de OpenDemocracy sobre Asia Central, la cultura popular y la desafortunada política exterior estadounidense en la región. Lo cual, sin lugar a dudas, afectará a nuestra perspectiva. Debe reseñarse que a algunos en Fondaki siempre nos ilusionará la oportunidad de pedalear por las tierras de Ferghana y Pamir.

+info: fondaki.com