La ley de trabajo a distancia, una nueva oportunidad para el ‘coworking’

Autor: JOSÉ ALMANSA

Mucho se está hablando sobre el Real decreto Ley que regula el trabajo a distancia que el Gobierno acaba de aprobar en su Consejo de Ministros del martes 22 de septiembre. La cuestión de mayor calado de la nueva norma, a mi entender, es que va a impulsar una nueva cultura que pasa del «trabajo en casa» al «trabajo al lado de casa» como paso previo al movimiento de Nómadas Digitales Corporativos que en unos años viviremos, cuando la pandemia lo permita.

Según la EPA (encuesta de Población Activa) de 2019, en España el teletrabajo pasó del 4,3% al 4,8%. A principio de mayo 2020, según una encuesta de Bain & Company, un 51% de la población encuestada prefería trabajar en remoto frente a un 25% que optaba por hacerlo de forma presencial y el 68% de los trabajadores españoles afirmaba ser igual o más productivo trabajando en remoto. Además, pronostica que el teletrabajo aumentará en 24 puntos porcentuales tras la crisis de la Covid-19.

Según numerosos estudios, las ventajas del trabajo a distancia es el ahorro de tiempo y dinero en trasladarse al centro de trabajo y la conciliación entre la vida familiar y profesional para el empleado, además del impacto medioambiental por la reducción de la contaminación.

Sin embargo, trabajar desde casa tiene inconvenientes, como que el 40% de los encuestados por Bain & Company dice que ha aumentado su nivel de estrés por la conexión 24/7 que trabajar desde casa genera, o lo asocial de estar en casa sin contacto con compañeros de trabajo.

¿Qué es la cultura de «trabajar al lado de casa»? Se trata de hacerlo desde espacios ubicados cerca del domicilio en los que trabajan muchas personas de diferentes empresas, sectores, competencias o rangos. Se sigue dando la vida de oficina, te encuentras con otras personas con las que socializar, generar planes para comer, tomar un café, hacer un descanso… pero además, al darse la heterogeneidad, todos se enriquecen al compartir diferente conocimiento, maneras de pensar, potenciales proveedores o clientes. Todo mientras los espacios siguen siendo centros de oficinas, pero de muchas empresas.

Estos espacios existen, son los llamados «flex spaces» o «coworkings», los cuales van a vivir una época dorada al ver incrementada su comunidad por estos empleados corporativos que van a trabajar “al lado de casa”.

Y además se suma los conflictos que la nueva Ley va a generar:

Primero, el decreto ley pretende que la empresa y el trabajador se pongan de acuerdo sobre los medios, equipos, herramientas, gastos operativos, horarios de trabajo, reglas de disponibilidad, medios de control de la actividad, protección de datos y seguridad de la información, prevención de riesgos laborales…

La norma establece que la empresa deberá sufragar o compensar el desarrollo del trabajo a distancia y «no podrá suponer la asunción por parte de la persona trabajadora de gastos relacionados con los equipos, herramientas y medios vinculados al desarrollo de su actividad laboral, según se fijen en el inventario del acuerdo escrito».

Pero, ¿cómo se van a poner de acuerdo en los gastos? ¿y en el control? ¿en la seguridad de la información? ¿en la prevención de riesgos laborales? Será en el convenio colectivo… pero toca ponerse de acuerdo.

Una vez más el «coworking»  debería convertirse en la respuesta a potenciales conflictos.

Primero, parece que si la empresa alquila un espacio propio en un «coworking», quedaría fuera del concepto de «trabajo a distancia» ya que se supone un centro de trabajo…

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