El tiempo es el ejemplo perfecto de toma de decisiones basadas en datos.
Mi día empieza con una predicción.
Miro compulsivamente el iPhone. Escucho la radio.
Le pido a mis hijos que dejen de masticar la galleta mañanera para oír al hombre del tiempo detallar el parte.
Y en función de lo que escucho escojo la ropa.
Decido si llevo o no llevo paraguas.
Si voy en bici o cojo el metro.
Y entonces salgo a la calle.
El tiempo protagoniza la conversación con los vecinos en el ascensor.
Es un tema tan banal, tan cotidiano, que a veces olvidamos la tecnología que hay detrás.
Saber cuándo va a llover. Durante cuánto tiempo. Cuál es la sensación térmica.
Para llegar a este nivel de detalle, las diferentes Agencias han desarrollado modelos complejos capaces de predecir el tiempo.
Y lo hemos incorporado a nuestro día a día de una forma natural.
Sin saber qué tipos de modelos hay detrás. Sin saber qué información se ha utilizado para realizar la predicción.
Aunque condiciona nuestro comportamiento. Y si le hacemos caso es porque funciona.
Incluso aceptamos que la predicción no es perfecta. Y no puede serlo porque ninguna predicción lo es.
Si así fuera estaríamos hablando de bolas de cristal y no de modelos estadísticos.
Incluso cuando fallan (porque a veces fallan), superan con creces a los métodos basados en la intuición.
Aun así, las témporas (en el Norte) y las cabañuelas (en el Sur) todavía tienen férreos defensores.
Técnicas para intentar reducir la incertidumbre en el mundo rural cuando no existían ni los datos ni la tecnología para aplicar un método científico.
Todavía te encontrarás a gente que te defiende estos métodos. Te jurarán y perjurarán que funcionan. Incluso gente que solo se fía de esos métodos porque siempre lo han hecho de la misma forma.
Bien.
Solo hay una camino. El camino del dato.
Pero el dato y la tecnología no sirven de nada si no vas a cambiar la forma en la que haces las cosas.
Hazlo solo, con la ayuda de DECIDATA o con uno de nuestros competidores. Pero hazlo.
Dato o muerte.
Encantado de tener una conversación.
Iñaki Pertusa
Socio en DECIDATA
