María Eugenia Clouet, Cultura Organizacional para la Innovación Social
La autora da una serie de pautas prácticas para que los innovadores sociales puedan superar los desafíos a los que se enfrentan dentro de las empresas.
“Los grandes descubrimientos y mejoras implican invariablemente la cooperación de muchas mentes”, solía decir Alexander Graham Bell, el inventor del teléfono. Las empresas aspiran a encontrar soluciones innovadoras a los problemas que aquejan a la sociedad, pero la mayoría no logra que dichas innovaciones tengan el impacto esperado en su triple cuenta de resultados.
Sumado a esto -y tomando como referencia lo manifestado por distintos referentes (gubernamentales y empresariales) en el III Encuentro NEXT organizado por el Gobierno de Navarra-, hoy estamos frente al desafío de captar y retener talento. Con esta premisa en mente, me gustaría plantear a las empresas de Navarra las siguientes inquietudes: ¿Atraemos perfiles de innovadores sociales? ¿Facilitamos o limitamos el surgimiento de este tipo de perfiles? ¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrentan una vez dentro?
Comúnmente, los innovadores sociales son las personas que impulsan el desarrollo de nuevos productos, procesos, servicios o modelos de negocio, buscando tanto el resultado económico como el social y/o ambiental. Son perfiles que se reconocen por ser intraemprendedores, empáticos y creativos. Destacan por su conocimiento de la realidad donde están inmersos, su capacidad para enmarcar los complejos problemas sociales y navegar por las distintas dinámicas del entorno (interno y externo), que suelen dificultar el surgimiento de cualquier solución.
Ahora, ¿cómo podemos captar este tipo de perfiles? A razón de una investigación reciente, identifiqué que las empresas suelen realizar las siguientes acciones:
- Promover concursos, laboratorios e incubadoras, donde los empleados puedan -de manera individual o en equipo- desarrollar ideas sostenibles que se traduzcan en soluciones concretas.
- Trabajar de forma asociada con emprendedores sociales. En estos casos, las empresas funcionan como inversores, sus empleados brindan asesoría y ofrecen asistencia técnica.
- Liderar procesos de innovación abierta, es decir, asignar empleados a proyectos que tengan por objetivo abordar problemas sociales locales junto a otros actores externos (ONG, empresas sociales, pequeñas empresas, agencias gubernamentales, etc.)
- Tener la Innovación Social en el centro del negocio. Eso hace que todos los empleados estén involucrados en encontrar soluciones de negocio a los desafíos socioeconómicos y ambientales.
Sin embargo, una vez dentro, los innovadores sociales se enfrentan a varios desafíos. Primero, equilibrar los objetivos sociales y financieros. Las soluciones que generan deben tener impacto y ser rentables. No obstante, muchas veces las fuerzas dentro de las compañías presionan naturalmente por mayores ganancias y menor incertidumbre, dos cosas que las iniciativas de Innovación Social generalmente no pueden garantizar…
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