¿De verdad queremos este trofeo?

En formato de carta, la autora reflexiona sobre los problemas relacionados con el paro juvenil. La crisis sanitaria y la sobrecualificación requieren un trabajo de «autocrítica y análisis», que jóvenes y adultos deben «hacer juntos».

Querido futuro:

No sé si estás ahí, pero hoy me apetecía escribirte. Lo necesitaba. El mundo está patas arriba. Quizá aún sea demasiado joven y mis diecinueve años no sean suficientes, pero no consigo comprender por qué estamos corriendo a toda velocidad con una venda que nos tapa los ojos e impide que veamos el gran vacío que tenemos delante.  

En muchos titulares he encontrado el mismo número: 40,9 %. Tres cifras, dos símbolos. Un porcentaje que podría representar cualquier cosa. Y ojalá así fuera. Pero son casi 41 jóvenes de cada 100 que buscan activamente un empleo y no lo encuentran. Con esta cifra, España se coloca a la cabeza de la clasificación de países con más paro juvenil, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). La media europea se queda en el 14,3 %.  

¿Sabes qué es lo más duro? Que, a veces, los fríos números nos hacen olvidar lo que hay detrás de los datos: personas. Y, en este caso, personas jóvenes.  

Las razones son muchas y muy diversas. La crisis sanitaria y económica provocada por la llegada de la pandemia es sin duda un factor importante, pero no el único. Llevamos años arrastrando este problema estructural. En noviembre, el Banco de España publicó un breve informe en el que hablaba de la sobrecualificación o, en otras palabras, de la menor capacidad del mercado de trabajo para absorber adecuadamente los flujos de nuevos titulados. Es paradójico que la generación más preparada de la historia, al menos a nivel académico, esté teniendo tan difícil el acceso al mercado laboral.

“A veces, los fríos números nos hacen olvidar lo que hay detrás de los datos: personas. Y, en este caso, personas jóvenes”. 

En esta carrera vamos a la cabeza… Pero el problema es que al cruzar la meta hay una caída al vacío. Y ganar este trofeo es algo que no merece la pena.  

No se trata de señalar al culpable, porque no lo hay. La clave ahora es hacer un trabajo de autocrítica y analizar, por un lado, qué cosas estamos haciendo bien y, por el otro, en qué aspectos podemos mejorar. Es todo un reto, sí, pero no podemos darnos el lujo de no intentarlo. Y es algo que tenemos que hacer juntos, jóvenes y adultos, porque unidos llegaremos más lejos. 

Querido futuro, no sé si estás ahí, pero te aseguro que nuestra generación va a trabajar todo lo posible para llegar hasta ti.

Amaya Vizmanos
Emprendedora y cofundadora de Xirimiri

+info: navarracapital.es