Pezestudio: “La idea de Agroplaza es crear mobiliario que favorezca la vida en la ciudad”

Es importante pensar en las ciudades como parte de un ecosistema interrelacionado, donde la naturaleza es una de las infraestructuras.

Pezestudio es un equipo de arquitectas que busca transformar los entornos a nivel social y ecológico a través de la arquitectura, con la premisa de “situar la vida en el centro”. Ubicadas en Bilbao y en Madrid, crean proyectos de diseño urbano priorizando la participación ciudadana y la sostenibilidad. Un buen ejemplo de ello es Agroplaza, una iniciativa que han desarrollado en varias ciudades y que ahora han llevado al barrio bilbaíno de Irala, con apoyo del Ayuntamiento de Bilbao y del programa europeo Designscapes. La propuesta ha sido seleccionada por la Bienal de Arquitectura de Venecia, que se inaugura en mayo.

¿Qué es Agroplaza?

Parte de una línea de investigación donde reformulamos los espacios públicos bajo una mirada ecológica, inclusiva, feminista y colaborativa, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas. Eso quiere decir avanzar hacia ciudades más sostenibles con el medio ambiente, crear espacios inclusivos, fomentar la autosuficiencia energética… Agroplaza es un proyecto que empezamos en 2011 y que ha ido evolucionando. Consiste en el desarrollo de talleres experimentales donde diseñamos mobiliario urbano junto a los vecinos y vecinas. Durante este tiempo, hemos desarrollado unos 20 dispositivos diferentes, y siempre están ligados a unas temáticas concretas, que son las energías renovables, el huerto o el cultivo en la ciudad, el agua y los residuos.

En el caso de Bilbao, ¿en qué ha consistido?

En Bilbao, hemos desarrollado un proceso de participación y cocreación para intervenir en la plaza Kirikiño, en Irala. En la primera fase hicimos una recogida de ideas con asociaciones y personas del barrio para ver qué necesidades tenían. Luego organizamos sesiones de cocreación para explorar los usos que querían darle a la plaza y proponer soluciones.

El proyecto se materializa en piezas de mobiliario urbano, ¿cómo son?

Del proceso han salido dos estructuras. La primera es un escenario sonoro, una plataforma cubierta con iluminación y un sistema de altavoz, para que se pueda poner música, alimentado por placas solares. Tiene espejos en el exterior, y está pensado sobre todo como espacio para jóvenes, donde puedan poner música y bailar o ensayar, porque una de las demandas era la falta de espacios para la gente joven y para actividades de las asociaciones. El segundo dispositivo son unas gradas, que también tienen paneles para la iluminación y para cargar el móvil, y unas jardineras de autoriego. La idea es que estos dispositivos sean espacios de aprendizaje y de sensibilización, porque, al final, es un proyecto pequeño y el impacto que puede tener a nivel medioambiental es relativo, la idea sobre todo es fomentar un cambio de mentalidad.

Habéis sido seleccionadas dentro de la Bienal de Arquitectura de Venecia, ¿qué llevaréis a la exposición?

Llevaremos una de las piezas codiseñadas dentro de Agroplaza, un balancín-farola que genera luz cuando lo utilizas. La pieza es a escala real y, después de la exposición, nos gustaría que acabara en un espacio público o comunitario para que la gente la pueda usar. Para construir la pieza de la bienal contamos con el apoyo de Gobierno Vasco, a través del departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes. Estamos muy contentas porque eso nos ha permitido producirla a mejor calidad.

A raíz del confinamiento, estamos usando más el espacio público y nos hemos dado cuenta de su importancia, ¿cómo podemos mejorarlo para poner la vida en el centro?

Para empezar, la participación es fundamental, recoger las necesidades de las personas que usan esos espacios. Para nosotras siempre es algo revelador, porque nos hacen ver cosas que si no, no habríamos tenido en cuenta. Tenemos que combinar la óptica técnica con la experiencia de la propia ciudadanía. Luego, desde el punto de vista ecológico hay un recorrido amplísimo por hacer. Es importante pensar en las ciudades como parte de un ecosistema interrelacionado, donde la naturaleza es una de las infraestructuras. La ciudad tiene que crear una relación más equilibrada con la naturaleza y acoger una mayor biodiversidad. Eso no solo genera beneficios a nivel ecológico, también ha demostrado que mejora la vida de las personas en muchos sentidos.

+info: www.pezestudio.org

Vía SPRI