Enrique Solano: “Quanvia ha nacido para hacer el futuro ahora”

La ‘spin-off’ de EHU/UPV centra su actividad en el desarrollo de soluciones basadas en la computación cuántica y la inteligencia artificial.

La computación cuántica sigue dando pasos firmes para convertirse en una tecnología de uso cotidiano en los próximos años. Las administraciones y los propios inversores están apostando por inyectar capital para transformar el mundo de los qubits en una realidad lo antes posible (un qubit es la unidad mínima de la información cuántica. Mientras que un bit entrega resultados binarios en formato 0 o 1, el qubit puede dar resultados en 0, 1 e incluso ambos a la vez). Según datos de Boston Consulting Group, el año 2020 se destinaron 675 millones de dólares en inversiones en computación cuántica, de los cuales 528 millones se dirigieron al desarrollo de hardware. El año anterior, el capital de riesgo invertido fue tan solo de 211 millones de dólares. Para este año 2021, las inversiones se estiman en más de 800 millones de dólares según esta misma fuente.

Lo cierto es que en Euskadi está germinando un ecosistema de computación cuántica sustentado en varias ‘startups’, hubs, centros de investigación y educación y diversas iniciativas de apoyo. Uno de los últimos actores que se ha incorporado a esta lista es Quanvia, una ‘spin-off’ de la Universidad del País Vasco (EHU/UPV) que pretende posicionarse en el mercado mundial cuántico con una estrategia que combina la computación cuántica con la inteligencia artificial. “Nos vamos a centrar en tres conceptos como son la formación y la educación, la investigación, y la consultoría para empresas o para administraciones”, detalla su CEO, Enrique Solano.

Entre su catálogo de soluciones figuran la creación de software orientado a la optimización de productos financieros. La clave de la computación cuántica es que ofrece posibilidades y velocidades de computación que los ordenadores convencionales no pueden alcanzar. De esta manera, es posible analizar grandes cantidades de datos y obtener conclusiones de una manera más veloz. Además de los productos financieros, Quanvia también va a centrar sus soluciones en el diseño de moléculas para el sector médico, el diseño de nuevos materiales, métodos de optimización o la biomedicina, como destaca Solano: “La gran novedad tal vez es en biomedicina donde hay pocas empresas que se posicionan y tenemos productos y planes de crecer. Cuando digo biomedicina me refiero a la computación cuántica para el desarrollo de sensores cuánticos para el diagnóstico o para la modelización de proteínas de moléculas y cadenas de ADN que son de una complejidad computacional imposible para los ordenadores convencionales”.

Otro elemento diferencial de Quanvia es el desarrollo de algoritmos totalmente disruptivos como enfatiza Solano: “Los productos de computación cuántica que hemos creado para finanzas, para química, para optimización, para ‘machine learning’, para biomedicina, etcétera, son algoritmos que son los más rápidos y potentes del planeta. No te voy a decir mucho porque estamos en proceso de patentarlos, pero ya están verificados. Por ejemplo, tenemos un algoritmo de factorización que es superior al de Shor. Tenemos algoritmos para finanzas que son superiores a todos los de los competidores. Hemos descubierto métodos en los últimos años que nos permiten entrar al mercado con productos diferenciales y, a diferencia de nuestros competidores que te hablan de futuro, nosotros hablamos de presente. En los próximos meses, nuestros algoritmos van a necesitar solamente de 100 a 1.000 qubits para lograr la ventaja cuántica, contrariamente a lo que se dice hoy en día de que se necesitan millones de qubits. ¿Por qué? Porque somos más compactos, porque tenemos diseños originales de software y de hardware que van a aparecer en los próximos meses. Quanvia ha nacido para hacer el futuro ahora”.

En el ámbito de la salud Quanvia también ha experimentado con dispositivos para medir la actividad neuronal del cerebro humano, como recalca su CEO: “Es el primer contacto que hemos hecho de la actividad neuronal del cerebro humano usando un dispositivo de Brain Computer Interface que se pone en la cabeza y es capaz de medir la actividad del cerebro. Recoge las señales cerebrales y las envía a un portátil. El portátil se comunica con un ordenador cuántico y hemos logrado mover un qubit cuántico con actividad neuronal. Esto nos permite desarrollar sensores cuánticos para el diagnóstico”.

Otra peculiaridad de la ‘spin-off’ es que tiene su sede en Bilbao, pero nace con una vocación internacional. Enrique Solano lidera la ‘startup’ desde Munich, donde también ha puesto en marcha Kipu Quantum orientada a la fabricación de hardware cuántico. Otro de los socios, José Rigol, es experto en inteligencia artificial, y el tercer socio fundador, Jesús Domínguez, tiene una dilatada experiencia en el sector de las finanzas. Junto a ellos, cuentan con “partners potentes” en Sao Paulo (Brasil), Johanesburgo (Sudáfrica) y Shangai (China), lo que les abre las puertas de los mercados de América Latina, África y Asia, además de Europa. “Tenemos la aspiración sana de crecer rápido y posicionarnos como una empresa de servicios de productos de computación cuántica potente a nivel vasco, español, europeo y mundial”, incide el CEO de Quanvia.

Entre los retos de futuro de Quanvia figuran realizar proyectos para varios grandes clientes a nivel mundial que les permitan avalar su tecnología de cara a una futura ronda de financiación. En lo que se refiere al entorno vasco, otro de sus objetivos es desarrollar un evento en el que estén presentes los responsables de universidades como Deusto, La UPV-EHU o Mondragon Unibertsitatea para contarles cómo las facultades de Economía, de Ingeniería, de Medicina, de Química o de Física pueden posicionarse frente a la llegada de la computación cuántica. A su vez, otro reto será promover el emprendimiento. “Hay mucho espacio creativo y hay muy poca diversidad. Casi todo el mundo está haciendo lo mismo. Queremos hacer productos para llegar a los colegios y poder educar en computación cuántica a los niños, llegar a las universidades con productos útiles para la investigación y llegar a las industrias con productos útiles para la industria”, concluye Enrique Solano.

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Vía SPRI