BioTech Foods: “La carne cultivada será un ingrediente clave de nuestra alimentación”

La biotecnológica BioTech Foods, con sede en Donostia, es uno de los referentes europeos en un sector tan disruptivo como el de las proteínas alternativas.

La pyme vasca BioTech Foods es una de las pocas empresas a nivel mundial que está llevando a cabo una auténtica revolución alimenticia, una revolución asociada a la producción de carne ética para el consumo humano con el objetivo de ayudar, entre otras razones, a que la ganadería intensiva pueda satisfacer la alta demanda de proteína animal que existe en estos momentos en el mundo y que va en aumento: cada año se consumen unos 200.000 millones de toneladas de carne. En este contexto, la biotecnología vasca, que se fundó hace cinco años, cuenta con una planta piloto de escalado de carne cultivada en Donostia y confía en poder contribuir en un futuro no muy lejano a la producción de un producto rico en proteínas, 100% natural y con un 0% de contenido en grasa que además ayude a paliar un problema mundial: la insostenibilidad del sistema alimentario actual. “Para ello necesitamos buscar alternativas a la sobreexplotación de los recursos naturales a través de la ciencia y la innovación”, advierte Iñigo Charola, CEO de BioTech Foods.

Cuántas veces se habrán enfrentado a eso de “esto no es carne…”

Obviamente todavía es un producto que no está regulado y que tiene que esperar a ver lo que dicen las autoridades sanitarias pero realmente es un producto que proviene de la carne y que ofrece el mismo valor nutricional que la carne. Al final vivimos en un planeta que no ha parado de crecer y donde su población va a seguir en aumento y el ser humano, nos guste o no, necesita consumir proteína para su perfecto desarrollo. En este sentido no podemos tener un único sistema de producción de proteína así que necesitamos tener alternativas que nos ayuden a minimizar el impacto que tiene el sistema actual.

Esta cuestión de la carne ética no parece fácil de digerir… ¿En qué consiste?

El término más correcto y el más utilizado por el sector de las proteínas alternativas es el de carne cultivada, ya que el proceso parte del cultivo celular. La carne cultivada es básicamente tejido muscular animal que, en vez de desarrollarse en el cuerpo del propio animal crece de forma natural, mediante la proliferación de sus células, en un biorreactor que recrea su atmósfera natural y sin antibióticos ni alteraciones genéticas. Consiste, en primer lugar, en extraer células del músculo del animal cuya carne se quiere cultivar mediante una biopsia (sin que sea necesario su sacrificio), y a continuación las células se introducen en un biorreactor, que es una máquina que imita las condiciones que tenían en el organismo del animal. Para favorecer la función principal de toda célula, la de reproducirse, se les da nutrientes naturales, oxígeno y se mantienen una temperatura constante. De este modo la carne obtenida no tiene grasas.

¿En qué formato se produce?

En el formato que se desee, en productos de sobra conocidos por el consumidor como hamburguesas, salchichas, albóndigas, lonchas de jamón…

¿Qué ventajas ofrece la carne cultivada?

Fundamentalmente la sostenibilidad, pues evita la proliferación del crecimiento de la ganadería con un uso extensivo de terrenos y agua, lo que ayudaría a reducir los gases de efecto invernadero provocado por los animales. Y también citaría como ventajosa una alta producción, pues con una sola biopsia por animal se puede cultivar carne equivalente a 50 cerdos. Una carne libre de grasas y de antibióticos que no necesita el sacrificio de animales.

¿En qué fase se encuentra la compañía en cuanto a la posibilidad real de producción de este tipo de carne?

BioTech Food ya empezó hace dos años su fase de escalado en planta piloto, con lo cual la producción de la carne cultivada ya es una realidad. Lo que nos separa de poder comercializar los productos en general es la autorización de los diferentes agentes reguladores, sin embargo ya hay países como Singapur e Israel donde es posible consumir carne cultivada, con lo cual no hablamos de futuro sino de un presente muy claro.

¿Qué objetivos a medio-largo plazo manejan en la empresa en este contexto?

Además de alcanzar el escalado necesario para la comercialización, nuestro principal reto y el de toda la industria de carne cultivada es trasladar al consumidor los beneficios que un alimento como este puede aportar: una carne que respeta el bienestar animal, reduce el impacto ambiental y mejora la seguridad alimentaria, evitando el riesgo de enfermedades zoonóticas o contribuyendo a la prevención de enfermedades como el cáncer de colon. Para nosotros tienen también una gran importancia los proyectos Meat4All (Programa Horizon UE) y CULTUREDMEAT (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial del Ministerio de Ciencia e Innovación), que cuentan con el respaldo de las instituciones públicas. La carne cultivada será un ingrediente clave de nuestra alimentación y esta apuesta firme de Europa y España lo confirma.

¿Cuál diría que es el valor diferencial y estratégico de su proyecto?

La idea de contribuir a la lucha contra el cambio climático fue una de las motivaciones que nos llevaron a crear la empresa en 2017, ya que además de la ciencia, nos interesa y preocupa el medio ambiente y la sostenibilidad. Fuimos pioneros en España y de los primeros a nivel mundial en involucrarnos en un sector tan disruptivo como el de las proteínas alternativas.  Actualmente hay cerca de 40 compañías en el ecosistema empresarial de la carne cultivada y nosotros ya estamos trabajando en la fase de escalado, por lo que la evolución nos permite ser optimistas. Según diversos estudios y expertos internacionales, la carne cultivada ocupará el 30% del mercado total de la carne en 2040. Más que un valor diferencial, diría que en BioTech Foods tenemos el objetivo de responder a un problema mundial: la insostenibilidad del sistema alimentario actual. Para ello necesitamos buscar alternativas a la sobreexplotación de los recursos naturales a través de la ciencia y la innovación.

Vía SPRI