Wavegarden: “Nuestro proyecto en Corea del Sur el año pasado, en pleno impacto de la Covid19, fue un gran aprendizaje”

Wavegarden

Entrevista a José Manuel Odriozola, CEO y co-fundador de Wavegarden.

Pasión, conocimiento y una idea: llevar el mar y el surf a lugares y personas que no tenían acceso a él. Con la unión de estos tres elementos, el ingeniero José Manuel Odriozola y la economista deportiva Karin Frisch fundaron hace ya 15 años Wavegarden, una empresa que desde Aizarnazabal ha llevado el mar y sus olas a lugares como Suiza, Corea del Sur o Reino Unido, creando instalaciones de surf con todas las condiciones necesarias para su práctica. Hablamos con José Manuel Odriozola, CEO y co-fundador de Wavegarden, sobre sus olas, su tecnología y el reto de trabajar a nivel mundial en el contexto de la Covid19.

Empiezan en Aizarnazabal y para 2020 inauguran el parque de surf más grande del mundo en Corea del Sur, además de contar con un gran número de proyectos en desarrollo por todo el mundo, ¿qué tiene de especial su tecnología? 

Nuestra tecnología de Wavegarden Cove es la tecnología más versátil, con mayor eficiencia energética y capacidad de surfistas que existe actualmente en el mercado. Wavegarden destaca por su versatilidad, ya que dispone de olas tanto para surfistas profesionales como para principiantes. Esta infinita variedad de olas de distintos tamaños y potencias, algunas de calidad mundial, recrean condiciones ideales para todos los públicos. Sólo con pulsar un botón podemos ajustar las olas para los diferentes niveles, y diversificar la experiencia cambiando el tamaño, la forma, la dirección, la potencia y la frecuencia de las olas. Asimismo, nuestro sistema permite acoger hasta casi 90 surfistas de manera simultánea, característica esencial para desarrollar un negocio económicamente viable, garantizando a su vez una experiencia de surf auténtica. Los Wavegarden Coves abiertos al público tienen excelentes números de ocupaciones, por lo cual se confirma que se trata de una instalación deportiva de alto rendimiento económico.

Nuestra tecnología es además la más eficiente energéticamente. Actualmente, el coste energético de la mayor ola generada por el sistema Wavegarden es solo de 1 Kwh (para las olas más grandes y la mitad para las más pequeñas), 10 veces más bajo que cualquier otro sistema del mercado. A modo orientativo el coste energético por ola ronda 0,1 €.

¿Y en cuanto a sostenibilidad?

Hemos sido capaces de crear soluciones basadas en energías renovables de generación propia y de red adaptadas a cada proyecto. En esto desempeña un papel fundamental un innovador sistema de acumulación de energía de diseño propio, unido a la altísima eficiencia energética generada, en parte, debido a la recuperación de energía generada por la ola. Por todo ello Wavegarden puede realizar instalaciones autosuficientes energéticamente al 100%.

En cuanto al consumo de agua un Wavegarden Cove no consume más agua que la que pierde por evaporación y nuestra tecnología propia de tratamiento de aguas es la más limpia y eficiente del mercado. Las últimas mejoras en el sistema posibilitan evitar al 100% el uso de químicos.

Han desarrollado dos tecnologías, la Wavegarden Cove y la Lagoon, ¿en qué se diferencian? 

Las dos tecnologías se diferencian en la forma de generar las olas. Por un lado, la tecnología Wavegarden Lagoon se basa en un wavefoil hidrodinámico similar a un ala de avión que se mueve en el fondo de la laguna, desplazando el agua y formando una onda. Esta onda interactúa con las zonas menos profundas de la laguna para producir una serie de olas perfectas, que rompen en diferentes zonas de la laguna. Esta tecnología es capaz de crear olas muy largas, pero con menor frecuencia y capacidad de surfistas. No permite cambiar la forma de las olas.

Por otro lado, la nueva tecnología Wavegarden Cove se basa en paneles que se mueven en secuencia armónica para producir ondas perfectas, mientras inyectan continuamente energía a las olas. Una característica única del Wavegarden Cove es que tanto la forma de la ola como su tamaño pueden ser ajustados con solo presionar un botón, cambiando el tipo de ola en la unidad de control del software. En modo continuo, esta tecnología permite crear hasta 1.000 olas por hora. Es decir, 2 olas cada 8 segundos, una izquierda y una derecha a ambos lados del muro central. Es una característica esencial para desarrollar un negocio económicamente viable garantizando a su vez una experiencia de surf auténtica.

Surfistas profesionales, incluso campeones del mundo, remarcan que sus olas se parecen mucho a las olas del mar, ¿cómo se consigue esa precisión? 

Tenemos un equipo de más de 30 ingenieros, la mayoría surfista, dedicada exclusivamente a la optimización de todos los aspectos de la tecnología. El equipo de especialistas en dinámica de fluidos es clave para el éxito de Wavegarden. Simulan continuamente la hidrodinámica de la maquinaria y evalúan los efectos de diferentes batimetrías (forma del fondo) de la laguna de las orillas sobre la calidad de las olas. Gracias a nuestras instalaciones de pruebas a escala real dedicadas 100% al I+D, la validación de cada simulación computacional a través de aplicaciones a escala real permite la continua mejoría de nuestra tecnología. Hay que destacar el sistema de control de nuestra máquina con 56 ejes, completamente sensorizada y con algoritmos predictivos realmente avanzados.

Prevén la apertura del Wavegarden Cove Alaïa Bay en Suiza para abril de 2021, será el cuarto proyecto abierto al público, ¿cómo está siendo desarrollar y finalizar nuevos proyectos en el contexto de la Covid19? 

Pues, no ha sido fácil. Pero hemos conseguido terminar la instalación en el plazo previsto. La logística se complica tremendamente. En la obra ha habido casos y los hospitales están saturados. Estamos terminando otro proyecto en Brasil, donde también vamos dentro del plazo, pero allí acaba de aparecer una nueva cepa. Además, en ambos proyectos las condiciones meteorológicas están siendo extremas. Todo se va complicando más y más. Por ejemplo, Suiza anunció hace poco que va a cerrar fronteras a finales de enero. Por ello los equipos de programación de olas y operaciones tienen que salir corriendo para estar dentro del país antes de que nos exijan confinamiento para entrar.

Nos vamos amoldando a una situación progresivamente más y más complicada e imprevisible, haciendo malabarismos, y nos termina pareciendo que es la forma normal de trabajar. Sin querer recordar cómo eran las cosas antes. La entrega de nuestro proyecto en Corea del Sur a lo largo del año pasado, en plena primera y segunda ola de la Covid19, también fue un gran aprendizaje. Ahora nos parece que hasta fue fácil.

Su tecnología abre una ventana de posibilidades para el mundo del surf, como construir estadios, instalaciones de entrenamientos, etc. ¿Cómo ven el futuro?  

Siempre hemos querido compartir la increíble experiencia de surfear olas perfectas con todas las personas, especialmente con todas las que viven alejadas de la costa. Y el hecho de que las condiciones sean consistentes, personalizables y controladas, hacen de Wavegarden el lugar ideal para que personas de cualquier edad, forma física y habilidad puedan familiarizarse con el medio acuático de olas y comprobar los beneficios físicos y mentales de este deporte tan divertido como adictivo, exigente y completo.

Es el lugar ideal para abrir la práctica del surf al gran público, especialmente a niños, personas con diversidad funcional y aquellos que no se encuentren cómodos en el mar. La experiencia que adquirirán en un Wavegarden les enseñará las bases del funcionamiento de las olas y las claves de los lugares con rompiente.

El surf es un deporte en auge que despierta cada vez más interés. Con la inclusión del surf en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020/21, Wavegarden ofrecería sin duda unas instalaciones privilegiadas para el entrenamiento de selecciones, federaciones regionales y equipos profesionales. Además, la Covid19 ha potenciado los deportes en la naturaleza e individuales. Por ello el surf ha sufrido una explosión en Europa, especialmente en España y el acceso a olas de calidad es limitado, por lo que prevemos un futuro positivo.

Vía SPRI