El valor añadido de la generación Z

Paula Vera

La autora desglosa seis características propias de las personas jóvenes nacidas entre 1995 y 2010, que les permiten afrontar el momento actual y aportar a la sociedad. Valores que las convierten en la generación «idónea» para «abrazar la incertidumbre» y apreciar las oportunidades que surgen en esta pandemia.

Está claro que, tras esta crisis, particularmente social, son necesarios perfiles preparados para abrazar la incertidumbre y valorar las oportunidades que surgen de las diferencias. Por ello, se habla de la generación Z como la idónea para hacer frente a esta realidad. Es aquella en la que se encuentran los nacidos después de 1995 hasta 2010. La era de la viralización, la conectividad y la adaptabilidad. Se estima que las personas de la generación Z corresponden al 23,7 % de la población mundial.

Desde la Asociación Xirimiri, vengo a destacar por qué esta generación tiene valores esenciales para afrontar el momento actual y aportar a la sociedad. Como en todo, no existen mayorías absolutas, pero podemos recalcar que una gran parte de los jóvenes Z cumplimos con seis comportamientos característicos que, verdaderamente, son un valor añadido.

1. LA INMEDIATEZ
Cierto es que pedimos para el ahora, pero cierta es igualmente la presión de dar en el momento. Nada es tan importante ni tan sostenible en el tiempo. En consecuencia, hay que actuar rápido y ser eficaces, y eso lo llevamos en nuestro ADN. Para lo bueno y para lo malo, todo es fugaz, y eso hace que lo queramos y que lo produzcamos ya. Casi como impulsos, como algo muy automático.
Este efecto se articula en resolutividad y eficiencia.

2. MARCA PERSONAL ‘ONLINE’
La evolución del mercado y la competitividad va a comenzar a girar sobre ejes muy diferentes a los que lo hace a día de hoy. Y uno de ellos son sin duda las personas. Una marca ya no solo es un producto, nosotros también somos grandes marcas.
Nuestra presencia en los medios digitales es imperativa. Tenemos la responsabilidad de cuidar y hasta incluso de trabajar esa imagen. Entendemos su importancia y somos dueños de nosotros mismos. Puede parecer que muchos crean una máscara, pero sabemos perfectamente que lo que más se valora es la autenticidad, y estamos cada vez más dispuestos a confiar en esas completas marcas personales. No hay más que ver a los influencers o a los departamentos de RRHH que han incorporado la evaluación de los perfiles sociales de los candidatos.

3. MIX AND MATCH
Cada vez vemos más, tenemos más información a nuestro alcance, entendemos más y vivimos más. Gracias a ello, cambiamos más de gafas y somos sin duda más tolerantes y más abiertos de mente. Ya no asociamos de manera instintiva ideas, relaciones, realidades, sino que nos abrimos a un nuevo mundo de posibilidades donde hay más variaciones. Eso enriquece al mundo, barre
los juicios y llena el alma.

4. MARKETING EN REDES SOCIALES
Herramientas como Facebook, Twitter o Instagram están comenzando a ser básicas y sin ningún valor añadido. Lo que les aporta verdadero valor son las personas que encontramos tras las pantallas. Las personas venden a personas, volvemos a la marca personal, pero en esta ocasión desde un punto de vista puramente empresarial. Si no se comunica, no existe; y si no está en los medios digitales, no prospera. Esta es la nueva forma de revolucionar la economía y la era de la digitalización: humanizándola. Y esta generación conoce los canales para llevarlo a cabo y las métricas para acompañarlo.

5. CONCIENCIA
Influenciados por la sostenibilidad, el triple balance, la economía colaborativa y la responsabilidad corporativa. Los Z contemplan estos conceptos como modelos de negocio independientes, mucho antes que los tradicionales, que se basan única y exclusivamente en el dinero. Sin embargo, no elegimos, sino que damos por sentado que el equilibrio es fundamental y sabemos llegar a él sin prescindir de los objetivos financieros.

6. “NOSOTROS” EN VEZ DE “YO”
Por mucho que pensemos que el individualismo se ha apoderado de dicha generación, hay múltiples acciones que demuestran lo contrario: el trabajo en equipo, el hacer que nuestra opinión se tenga siempre en cuenta, el interés por tener al cliente en el centro, las metodologías ágiles y, sobre todo, la co-creación. La generación Z quiere nuevas maneras de trabajar, nuevas maneras
de conectar y nuevas maneras de aportar valor. Y esa es la realidad.

La cuestión es, ¿seremos capaces de potenciar dichas características y hacernos valer entre el pensamiento de la generación “dormida”? Despertemos, ahí lo tenemos.

Paula Vera / Emprendedora y cofundadora de Xirimiri

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